Fue mesera y emprendió su propio camino que la llevó a abrir su restorán: El Bodegón

La historia de Maricel Díaz es la de una mujer que transformó la adversidad en crecimiento personal y profesional.

La historia de Maricel Díaz es la de una mujer que transformó la adversidad en crecimiento personal y profesional. Hace más de una década, llegó a Trenque Lauquen desde Tostado, Santa Fe, y comenzó a trabajar como mesera en distintos restaurantes de la ciudad. Con el tiempo, descubrió su pasión por la atención al público y la gastronomía, lo que la llevó a construir su propio camino en el rubro.
Hoy, Maricel es propietaria de Pata Negra, un servicio de catering especializado en perniles de cerdo, y recientemente abrió las puertas de El Bodegón, un restaurante ubicado en una esquina emblemática de la ciudad.
EL CAMINO HACIA LA INDEPENDENCIA
Maricel comenzó en el restaurante La Mala como empleada, donde adquirió experiencia y contacto con el mundo gastronómico. Pero la pandemia cambió todo: el cierre del negocio y la necesidad de reinventarse la llevaron a emprender Pata Negra, un servicio de pernil de cerdo al horno de leña, acompañado de figasas y salsas caseras.
«Me encanta atender a la gente. Es difícil, pero cuando alguien disfruta lo que preparaste, todo vale la pena», cuenta en una entrevista con FM Tiempo.
El catering creció, permitiéndole “mantenerse cerca de sus hijos”, algo que siempre valoró ya que está sola con ellos. Aunque el emprendimiento se centraba en eventos de fin de semana, Maricel soñaba con abrir un restaurante propio.

EL BODEGÓN: TRADICIÓN Y CULTURA

Finalmente, este año se animó a dar el paso y abrir El Bodegón, en la esquina de Dorrego y Sarmiento. Más que un restaurante, su proyecto busca recuperar “la esencia de la cocina casera y el ambiente de los bodegones tradicionales”, con platos abundantes y una carta que incluye pastel de papa, albóndigas, bifes de chorizo y milanesas.
«La idea es que la comida sea abundante, casera y a precios accesibles, como los bodegones de antes», explica Maricel.
Además, el restaurante apuesta por la cultura y la música, con espacio para espectáculos de folclore y tango. En su apertura, recibió el apoyo de la comunidad, y su hijo mayor, Ramiro, trabaja junto a ella para sacar adelante el emprendimiento.
DESAFÍOS Y EXPECTATIVAS
A pesar del entusiasmo, el inicio no ha sido fácil. “Formar equipos para la atención” es uno de los desafíos, al igual que “mantener el equilibrio” entre los dos negocios.
“Abrí en una época difícil, con frío y viento, pero confío en que cuando llegue el verano, la esquina se llene de gente” con mesas en la vereda, dice.
Con un espíritu de resiliencia y trabajo, Maricel sigue construyendo su camino en la gastronomía de Trenque Lauquen, demostrando que la perseverancia y la pasión pueden transformar la vida.

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