Fue musicalizador top durante tres décadas y tuvo un boliche: el soundtrack de la vida de José de San Benito

Fue musicalizador top durante tres décadas y tuvo un boliche: el soundtrack de la vida de José de San Benito

    Si pudiéramos utilizar la máquina del tiempo y viajar a los ’90 o los 2000 encontraríamos seguramente a José de San Benito detrás

 

 

Si pudiéramos utilizar la máquina del tiempo y viajar a los ’90 o los 2000 encontraríamos seguramente a José de San Benito detrás de una bandeja de discos, con auriculares en sus oídos demostrando destreza y habilidad para hacer que la fiesta “estalle”. Fue durante tres décadas musicalizador top aquí y en una amplísima región y hasta tuvo un boliche bailable ¿qué es hoy de su vida?

San Benito era sinónimo de exclusividad y calidad. Llegó a montar una empresa de eventos a gran escala, con equipamiento de otra dimensión que se hacía traer para estrenar a cada momento. Incluyó las luces robotizadas y otras innovaciones tecnológicas que aquí ni se conocían pero además manejaba su negocio con seriedad y pulcritud hasta de la imagen eso lo catapultó a una fama que ya lo precedía. Un cumpleaños o un casamiento musicalizado por “el Sanbe” no fallaba y la gente le pedía turnos con años de antelación. Un día se cansó del ruido de la noche y ahora tiene una empresa de aberturas elevadizas.

A los 52 años habló con FM Tiempo de su vida y la música, algo que fue de la mano durante tres décadas. Contó que inició su pasión en la escuela secundaria y junto a su compañero de banco Miguel Piana decidieron musicalizar los cumpleaños de las compañeras que no podían pagar DJ`s. comenzaron con un grabador y cassettes, pero se lo tomó en serio, se profesionalizó, invirtió y creció.

No existía Spotify y recién amanecía MTV, así que ir a una fiesta bien musicalizada además te permitía escuchar las mejores y últimas canciones que no eran de tan fácil acceso. Calzados San Benito era una zapatería céntrica del padre de José, que le prestaba la traficc para llevar los equipos “las torres de iluminación las llevaba caminando” recuerda. “Era un gran trabajo y sobre todo tenía que innovar para ser distinto y tener trabajo”.

“Era un histérico con los equipos, nunca salió del depósito un parlante sin lustrar o un efecto de luces sucio, lo desarmábamos todas las semanas para limpiar, la fiesta es una responsabilidad porque la familia pasa una noche única y tenes que estar a la altura”. Todos recuerdan que él y sus empleados asistían de traje, casi tan elegantes como los novios o cumpleañeros.

Ese cuidado, dice la heredó de su padre. “En un momento tenía un circo muy grande en una amplia región con equipamiento único y le sumamos barra, café, y todo había fiestas que viajaba los martes para empezar a armar”.

Recordó a sus colaboradores “Javi y Fede Garrido y todo el equipo que me fue acompañando”, dijo que llegó a tener 1200 cds y que era tan rápido para buscar la música que le ganaba al buscador de PC cuando llegó a competir con el avance informático. Destacó que vivió de la música durante casi 30 años, se hizo su casa y crió a sus hijos.

A la hora de hablar de la música recuerda que “fue fuerte el cambio” de los finales de los 80 y principios de los 90 en las fiestas privadas “de Guns and Roses y Roxette pasamos a Ricky Maravilla”. Mencionó a los Djs históricos de Trenque Lauquen de los que dijo aprendió mucho como Carlitos Guilledo, el Oso Sánchez y el Gordo Reyes, fundamentalmente subrayó en el primero.

“Me contrataban en fiestas que se cortaban la calle, en un momento le pasaba música a todos, a las escuelas, al taller protegido, me enamoré de pasar música”.

A principios de los 2000 subido a la rueda mágica del éxito decidió dar un salto y poner un boliche bailable que se llamó Enigma. Justo coincidió con la decisión de la Municipalidad de modificar una ordenanza y obligó a los locales bailables a instalarse en el acceso, pero fue el único que lo hizo en aquel momento y esa fue un de las causas por las que la gente no iba.

“A mi me iba bien pasando música entonces sacaba plata de un lado para poner en otro, no tenia sentido; y volvi a pasar música. Perdí una batalla, pero salí vivo, una cosa es ser sonidista, otra es djs, otra disck jockey y otra es ser bolichero, yo no estaba preparado para ser lo último”.

-¿Y cuáles son las diferencias entre todos esos conceptos?

-El sonidista no tiene ni idea de amenizar una fiesta; el DJ pasa lo último y tiene un estilo y con eso le alcanza, el disck jockey tiene la virtud de ver la pista, muñequear muchas veces el cumple de 15 lo haces con la música vieja, como yo sabía todo eso pensé que podía manejar un boliche pero la función era más de relaciones públicas y estar en otras cosas y yo no sabia. Yo miré mucho a Carlitos Guilledo para aprender, para mi es como Pin Llanesa son tipos con los que tenes que tener respeto”.

En otro tramo destacó a su familia “siempre fue muy importante, no es fácil encontrar una familia que te banque esta actividad porque los fines de semana estas a la noche fuera de tu casa. Había fines de semana con fiestas en Roosevelt, Bonificacio y Pehuajó”.

A los 43 años colgó los auriculares. El ruido de la noche, y el crecimiento de sus hijos le puso punto final a una carrera que nunca pensó dejaría. Vendió el equipamiento y se dedicó a una empresa de aberturas que había comenzado muy de a poco en las épocas que pasaba música.

“La música es pasado, a veces agarro el teléfono y le digo Moni (su esposa) escuchá esta canción y cuando quiero acordar son las 2 de la mañana y le estoy pasando música a mi mujer. Extraño pasar música, animar eventos, el contacto con la pista. El resto no lo extraño, cargar equipamiento y esas cosas ya no” se ríe.

Cuando su hija cumplió 15 años, despuntó el vicio un rato detrás de las bandejas de música y esa sí fue su última función el “last dance” del musicalizador.