Germán Villamor es un artista sin límites. A los 34 años ha dejado su impronta ya en distintas obras urbanas en Trenque Lauquen y otras provincias, pe
Germán Villamor es un artista sin límites. A los 34 años ha dejado su impronta ya en distintas obras urbanas en Trenque Lauquen y otras provincias, pero además puede saltar de soporte y moverse como pez en el agua entre el lienzo, el dibujo, las historietas, las esculturas o murales a gran escala en un desafío constante al conformismo artístico.
En estos días expone una colección de pinturas en el hall del Concejo Deliberante. Se trata de una serie de acrílicos y óleos que admite están cruzados por la pandemia, aunque prefiere no servir en bandeja los mensajes al espectador. Es un artista con contenido, con temáticas de la actualidad y problemáticas sociales o ambientales que deja entrever, sin embargo sus pinceles recurren a metáforas que abren un diálogo permanente entre la obra y quien la mire.
Estudió Bellas Artes en La Plata y aunque es muy joven ya tiene ganado un nombre propio en la ciudad de los murales. La dedicación y trascendencia de su obra lograron crearle una firma que es reconocida aquí como fuera de las fronteras distritales en otras provincias o en Barcelona a donde fue ya en dos oportunidades.
La exposición del HCD “está compuesta por obras que hice entre 2019 y 2021”, dijo. “Es arte figurativo, basándome en experiencias propias o ajenas sobre temas que nos afectan y lo vuelco al arte, lo paso por un filtro como digo yo, con lo que busco que la gente pueda encontrarle el significado, que haya metáforas y abra un juego de dejarse llevar por la obra en algo que se llama contemplación estética para favorecer el diálogo entre la obra y quien la mire”.
– Podríamos decir que es una cruzada por la pandemia.
-Si, casi todas las obras son producto de la pandemia salvo un par de ellas que son de 2019 que las pinté en Barcelona, España. La mayor parte fueron realicadas en el encierro total o en las aperturas medias de la pandemia.
-¿Crees que el drama de la pandemia se terminó colando en la obra?
-Seguramente. En 2020 pinté mucho, un cuadro por mes. No me movía de mi casa así que pintaba todo el tiempo, y daba clases por Zoom. No hay una obra que trate de la pandemia pero inconscientemente es un tema que nos cruza a todos.
Desde lo visual o temático no vas a encontrar una obra explícita sobre la pandemia, pero puedes encontrarlo en otros lugares. En el mismo estado de ánimo y en el contexto de la creación inmerso en un momento que fue muy difícil para todos.
-Hablabas de las temáticas que te movilizan para pintar ¿cuáles son?
-Hay búsquedas personales, del mismo modo que lo hace un músico o un poeta con su obra. También hay cosas del contexto que me llegan y me afectan como la problemática social o aspectos de la sociedad que te llegan por los medios. Hay una obra por ejemplo que forma parte de esta exposición que fue producto de una noticia que publicó Patricio Eleicegui que es un periodista que sigo y admiro mucho. Él difundió sobre un experimento alimenticio con niños Wichis en Salta, eran alimentos con una carga muy alta de agroquímicos, me pareció un hecho muy extraño y oscuro entonces lo pinté. En la obra se puede ver a los niños, el desmonte y un árbol que le tapa la cara a un niño.
-El arte es siempre una voz de alerta.
-Exacto. En mi obra se puede ver contenido, porque aunque todo arte es decorativo, ya que el cuadro se cuelga en una pared, a mi me gusta decir algo y de una manera poética o metafórica y que desate un conflicto cognitivo; que el espectador tenga que bucear entre los símbolos y sacar algo por su cuenta.
-No querés un espectador pasivo.
-En realidad nunca hay un espectador pasivo; pero mi ideal es generar un diálogo más intrincado con el espectador.
DESDE MUY TEMPRANA EDAD
-¿Cómo empezaste en el arte? ¿cuáles son tus inicios?
-Con el dibujo, desde muy chico. Mi madre me obligaba a salir a la vereda a jugar al fútbol para tomar un poco de sol porque yo estaba todo el día encerrado dibujando. Más tarde me fui a estudiar Artes Plásticas en La Plata con orientación en dibujo, y luego salté a la pintura.
Néstor Martin “Naki” me enseñó técnicas básicas para empezar a pintar, el dibujo me abrió a otras técnicas, a la pintura, al muralismo y ahora hago esculturas.
-¿Qué fuiste a buscar a Barcelona? que es considerada una metrópoli del arte.
-Fue una experiencia enorme por el movimiento cultural que existe, estuve unos meses en las dos oportunidades que viajé. Quedó una relación muy estrecha, hoy a través de las redes nos comunicamos mucho. Me impactó la cantidad de galerías para exposición disponibles, aún en lugares con paredes sin revocar. Estuve en Italia también, fue una experiencia increíble por el arte que había estudiado en la Facultad y de pronto estar de pie al lado de estas obras.
Aunque es algo que me cuesta mucho, trabajo mucho en las redes sociales para hacer contactos para mostrar la obra y vincularme con galerías para exponer.
-¿Cuál es tu límite: sos muralista, pintor, dibujante?
-El muralismo llegó en la Facultad. Sólo había visto los murales de Trenque Lauquen, no tenía relación con la gente y la comunidad del muralismo. Años más tarde se desató con el grupo Trama una corriente muy linda con Magui (Delfino), Sechu (Martín) y Naki (Martín) y ahí empezó a moverse todo.
Pero me gusta todo en el arte, también hago historietas, esculturas en bajo relieves, molduras, etc.
Sobre los murales participé en todos los encuentros con excepción del 2019 que estaba en España. También pinté en San Luis y Córdoba, y me gustaría participar de un encuentro en Chaco que tiene gran renombre.
-¿Qué te genera caminar por tu ciudad con paredes pintadas por vos?, tu arte en relación con tus vecinos.
-Me gusta eso claro, pero la satisfacción a mí me dura poco. Disfruto mucho el proceso de pintar y hacer cosas, pero a la semana quiero hacer otra cosa. Tengo una exigencia muy alta en lo personal entonces siempre busco un poco más. A los pocos días creo que podría haber hecho algo un poco mejor o hacer otras cosas sobre la obra.
-¿Y qué te falta hacer?
-Mi aspiración es hacer un lateral en un edificio, como se hacen en las grandes ciudades. Algo grande con mucho contenido. Un trabajo bien hecho, esa sería una gran satisfacción.
BÁSQUET
Aunque su madre nunca logró desalojarlo de su habitación para que vaya a jugar al fútbol y deje de pintar, el deporte le llegó años más tarde la mano del básquet. “Es mi segunda pasión, me gusta tanto como el arte. Siempre fui malo para todos los deportes, a los 14 años empecé a jugar al básquet, teníamos un grupo de amigos que nos entrenaba Pablo Mina y ahora que somos grandes nos juntamos nuevamente en el Polideportivo”.
“Juego de base o alero, cuando era chico era el más alto y jugaba de pivot ahora no puedo hacerlo. Cuando era adolescente pintaba Michael Jordan y Manu Ginóbili”.
-¿Hay relación entre el básquet y el arte plástico?
-La pasión, el disfrute y la exigencia. Y además hay que tener una mano especial (ríe).