Gustavo Cmol es un tipo silencioso. Difícilmente sea la voz cantante en un encuentro social. Su energía sonora está puesta en la elaboración de música experimental un terreno que comenzó a transitar hace muchos años cuando era algo aún poco explorado. Pero no es lo único. Además es artista plástico formado con Rodolfo Campodónico y hasta tiene murales firmados en paralelo con el genial muralista ya fallecido. A los 60 años dice que tiene muchos proyectos aún por realizar.
Es imposible separar su apellido de un ícono de la música trenquelauquense: “La púa loca” una disquería que hizo historia en nuestro pueblo y donde creció. Su padre que había nacido en República Checa, llegó como administrador rural a Trenque Lauquen y tenía un don comercial recuerda hoy Gustavo. “Primeo fue Luxo Radio en calle Moreno junto a mi tío, luego Centro Musical en la Galería Trenque Lauquen, y mi padre se fue solo a abrir La Púa Loca que era disquería, instrumentos musicales, tarjetas y esas cosas. Mi padre no era músico sino escritor y mi madre profesora de danzas clásicas” resumió.
“Crecí en la casa del parque siempre con mucha música el living tenía unos parlantes muy grandes en el que se escuchaban música clásica y distintos géneros, desde muy chico mamé la música y los instrumentos. La disquería era un lugar de encuentro y para mí de mucha influencia porque la progresiva, es decir los jóvenes que tenían gustos musicales nuevos y músicos, se encontraban ahí”.
La inundación de 1985 expulsó a la familia de Trenque Lauquen porque “no se vendía nada” y se radicaron en Villa Gesell y luego en Buenos Aires. Allí él emprendió un viaje interior, pero en el exterior. “Viajé por Europa y Asia me fui solo sin conocer idiomas para desafiarme y crecer. Aprendí mucho sobre música y tomé cursos sobre informática musical en Suiza, Italia, República Checa y en Asia estuve en Tailandia, india, Singapur e indonesia. Cuando regresé me quedó en Bs As y me dediqué a la música a grabación de sonidos y publicidades”.
Volvió a Trenque Lauquen, dijo, para recuperar la casa en la que había crecido porque “había estado alquilada y necestiaba muchas reformas”. En ese lugar puso un bar en verano y estudio de grabación en invierno por el que pasaron importantes figuras de la música local.
RODOLFO CAMPODÓNICO
Cuando era niño, y vivía en la casa del Parque, su madre lo inscribió para tomar clases con Rodolfo Campodónico. Por ser el más chico, cuenta, creó “un gran cariño” entre ambos. En 1981 estuvo como colaborador en el dibujo de murales en el Palacio Municipal y para una tercera etapa en 2004 fue clave junto a Miguel Delmagro para ayudar a Rodolfo. Su nombre, se lee en los murales del hall. “Se forjó un gran cariño entre ambos es mi gran padre artístico”. Hoy trabaja en el Museo Campodónico.
CON LA MÚSICA A TODAS PARTES
Haber crecido en una disquería hace que vea y escuche la música de otro modo. “Siento a la música de una manera muy interna desde las vibraciones”.
“No puedo no hacer música, es parte de mí, puede aparecer cualquier tormenta en vida y la música siempre va a estar. El arte en realidad. Tuve profesores con mucho equilibrio que siempre me ayudaron”. Es autor de un disco que se llamó “Colores profundos” de música experimental y siempre tiene proyectos nuevos dice.
También fue motero y en la Municipalidad tuvo a cargo la realización de un ciclo “música en la ciudad” muy recordado.
“¿cómo es llevar los 60 años? Esta es una nueva etapa y que genera movilizaciones internas y replanteos como todas las etapas de la vida. Siempre hice muchas cosas en la vida y ahora estoy en una etapa en la que repaso esas cosas”, dijo durante una entrevista con FM Tiempo.