Jorge Cavalieri: “Lo mejor que me pasó en la vida fue venir a Trenque Lauquen”

Jorge Cavalieri: “Lo mejor que me pasó en la vida fue venir a Trenque Lauquen”

Jorge Cavalieri tenía ante sí una vida de película, al menos la que sueñan todos los futboleros. Nacido en Villa del Parque con inferiores en Argentin

Jorge Cavalieri tenía ante sí una vida de película, al menos la que sueñan todos los futboleros. Nacido en Villa del Parque con inferiores en Argentinos Juniors, el semillero del mundo, y con compañías en inferiores como el Bichi Borghi no era tan difícil imaginar un destino europeo y sueños de selección. Sin embargo, como a la mayor parte de los pibes la pelota no siempre entra y es gol, porque la vida es mucho más difícil que eso.
Pero fue el futbol si, el que le ayudó a escribir la parábola de su vida. “Lo mejor que pasó en la vida fue venir a Trenque Lauquen” dice el hombre hoy de casi 60 años que llegó de la Capital en 1985 para jugar en el Ferro Carril Oeste del Regional, aquella epopeya deportiva de la que hoy aún se habla. Y nunca más se fue. Hoy es el DT del Verde, un tipo humilde, con valores de la caballerosidad deportiva, con códigos y con enseñanzas.
“Soy porteño de Villa del Parque, cerca de La Paternal, hice las inferiores en Argentinos Juniors”, allí compartió vestuarios desde chico con Borghi y Néstor Lorenzo, entre otros. “Cuando tenía 20 años o firmabas contrato o quedabas libre, quedé libre y me fui a jugar a defensores de Belgrano. Tenía el ultimátum de mi viejo que me decía que dejara la pelotita y me dedicara a laburar en el taller”.
Tras un año en Defensores de Belgrano volvió a quedar libre y se fue a entrenar a Atlanta donde tenía amigos para no perder el ritmo. Un día llegaron dirigentes de Ferro de Trenque Lauquen buscando jugadores y su vida cambió. “Preguntaron por mí y el Flaco Soft. Yo no sabía nada de Trenque Lauquen, no sabía dónde quedaba. Llegué al taller de mi viejo y le dije me voy a jugar a Trenque Lauquen, y él me respondió dónde queda eso, y le dije que no sabía pero que eran solo 3 meses. El 4 de octubre llegamos junto con el flaco Soft, el primero que llegó a tocar el timbre para presentarse fue Alfredo Badino”.
Cavalieri es zurdo, jugador creativo del medio campo, lo que antes se llamaba el 10. “Cuando nos fueron a buscar nos dijeron que era la primera vez que intervenían en un torneo regional y que la intención era no salir último y que no nos goleen eso me entusiasmó (ríe) porque si me decían que era para salir campeón la expectativa era muy alta”.
A pesar de los objetivos modestos que se plantearon en el inicio ese equipo hizo historia. “Como clasificamos la primera ronda tuve que quedarme tres meses más. Llamé a mi viejo y le dije que me quedaba un tiempo más y me volvió a recordar que tenía que volver a trabajar al taller”.

Cuando terminó el torneo el Club le ofreció quedarse. Tuvo que dejar las cómodas habitaciones del Hotel Pailla Hué que pagaba la entidad Verde y mudarse a una humilde pensión y también le consiguieron un trabajo: en Casa Gómez.
Lo suyo no era vender camisas. Había crecido en una familia de talleristas y le gustaba más esa opción. En la pensión conoció a un forastero Edagardo Ares que había llegado a la ciudad para trabajar en Baterías Savic y los caminos lo llevaron a las baterías.
“En Ferro jugué hasta los 30 años y luego siempre estuve vinculado con la institución con la excepción de 2 años en los que el Bocha Eduardo Brizuela que para mí era como padre me llevó a Las Guasquitas y estuve allí 2 años, esa fue mi primera experiencia como DT”. Hoy dirige en Ferro junto a Roberto Larrubia y un gran equipo de colaboradores.
“Para mi Ferro es mi casa y siento que este es mi último año porque cuesta con el frío la helada, y hay que darle lugar a los jóvenes”.
En la entrevista que dio en FM Tiempo, habló de cómo es tratar con jóvenes “tenemos una juventud espectacular lo que pasa es que no sabemos la realidad de cada chico, cada familia, cuando ves algunas cosas decís estos pibes son demasiado buenos. A muchos chicos con ponerle la oreja no más, son incondicionales tuyos, hay que escuchar a los pibes”.
Este año el Club marcha muy bien. Salió campeón del primer torneo y el fin de semana ganó el clásico. “Siendo entrenador se sufre más que como jugador, pero tenemos que desdramatizar esto es un juego y no tenemos que pelear. Me gusta ver a los chicos jugar, pero los chicos tienen que jugar y divertirse, porque el entorno les crea sensaciones que terminan luego en una frustración muy grande. El futbol no es la vida, los chicos tienen que saberlo desde el inicio, hay que disfrutar del juego” dice para quitarle dramatismo a la pelota.
“Los jugadores de primera vienen a entrenar con frio luego de trabajar todo el día y no cobran un peso. Entonces tienen que disfrutarlo, parte de eso lo hacen por el sentido de pertenencia con el club, para ellos el club es una familia”. También dijo que Trenque Lauquen tiene buen futbol pero sufre la sangría por el poderío económico de las ligas de la región.
“Venir a Trenque Lauquen fue lo mejor que me pasó tuve la suerte de formar mi familia y quedarme aquí, casado con Norma y tengo un hijo Lucas de 29 años que le gusta más el tenis y el pádel”. Su familia, dice, le pide que ya deje el esfuerzo de entrenar de noche con el frío.
-¿Te imaginas tu vida sin el fútbol?
-Lo tengo que empezar a imaginar. Me retiré a los 30 años muy joven y cuando volví a jugar al senior a los 42 años por una lesión ya no pude jugar más. Entonces le puse final, está cerrada esa etapa. No la imagino, pero tendré que imaginarla.
-No es fácil irse de los clubes.
-Si, ni hablar yo tengo muchos amigos y estoy muy cómodo ahí, Ferro es mi casa.