Magui Delfino: la diseñadora de moda que abrazó a la pintura y es una referente del arte

Magui Delfino: la diseñadora de moda que abrazó a la pintura y es una referente del arte

La artista plástica Magui Delfino desafía las etiquetas del arte y puede denominarse dibujante, pintora, escultora, muralista, mosaiquista y hasta

La artista plástica Magui Delfino desafía las etiquetas del arte y puede denominarse dibujante, pintora, escultora, muralista, mosaiquista y hasta diseñadora de moda. Su arte no tiene límites y con los años se ha convertido en una referente ineludible del ámbito artístico local y embajadora del distrito.
Tanto es así que la relación del recordado y extraordinario Omar Brachetti con Trenque Lauquen fue por su intermedio, y pasa parte del año viajando y estampando su firma en paredes de distintos lugares que organizan encuentros muralísticos. En eso anda también estos días, pintando un mural de gran escala en una empresa automotriz luego de cerrar el séptimo encuentro de arte Mural trenquelauquense en la localidad de Beruti, una buena excusa para convocarla y hablar de cultura en una charla con FM Tiempo 91.5 Mhz.
“Los artistas del pueblo van dejando su identidad en las paredes” dice en un tramo de la entrevista para reflexionar sobre la cantidad de murales que se pintan en el ámbito privado que casi nadie ve, en empresas o casas particulares. Ahora buscan rescatar los murales que quedaron de la década del 60 o 70 de los primeros encuentros muralísticos, reveló.
“Cuando fuimos a pintar a Beruti nos convoca la gente del pueblo, referentes. Y nos cuestan la historia. Fuimos con la idea de la fábrica y la pesca y es mucho más profundo Beruti que terminamos pintando cosas mucho más interesantes”. Agregó: “Lo genial del muralismo es que el contacto con el afuera te transforma la obra”.

SUS PRINCIPIOS
A pesar que Magui es una referente del arte local, no estudió arte, ni de chica fue a dibujo. Más aún, no mostró ninguna inclinación artística hasta su adultez. “Todos de chicos pintaban yo no, vivía en una quinta y me traían hasta aquí solo para la escuela no fui a dibujo ni nada”. Cuando emigró a estudiar diseño de moda “un profesor que era de bellas artes vio en mi alguna facilidad, algún despertar y me incentivó a hacerlo”, con el título bajo el brazo regresó a la ciudad y sí se anotó en el Polivalente de Arte pero ya tenía 23 años. “Ahí conocí a Néstor Martín y otros chicos del arte que terminamos armando el grupo El Cubo”.
“Sabía que tenía alguna condición, pero en realidad no la reconocía yo misma. Así que cuando empiezo a pintar, también hago esculturas, cerámica, me meto en todo”.
-¿Vos cómo te definís como artista de tu obra?
-Yo soy un montón de partecitas del todo. Para mí el arte es un modo de expresión, pero no es un solo modo de expresión. Y, por ejemplo, cada situación me requiere como un pensamiento, un análisis, un desarrollo del pensamiento que me lleva a unas cosas totalmente distintas. Entonces, no tengo una forma. No soy una figurativa o una paisajista, o no soy costumbrista. Fue como encontrarme a mí mismo un montón de personas dentro de mí. Un rompecabezas. porque no se termina nunca uno de encontrar, en realidad si te miras para dentro de si es la búsqueda de mi interior.
-¿Y por qué los murales?
-El mural fue todo un aprendizaje, porque yo venía de la obra de caballete y el mural me hizo que aprendiera el contacto con el afuera, el escuchar otros pensamientos, pasarlos, representar socialmente a la sociedad, o sea, sos como en algún momento la herramienta que dice.
-Claro porque el mural en el espacio público tiene que hablar, transmitir algo.
-Es otro discurso plástico también. Por la monumentalidad, la composición, los elementos que vas metiendo, las temáticas, los silencios, la velocidad del pasaje, todo.
-¿En qué etapa de tu carrera estás?
-Estoy disfrutando un montón. Pasando por un momento de poder capitalizar años de trabajo también.

LOS MURALES Y LAS PAREDES
Magui recordó el inicio del movimiento muralístico más reciente, el que recuperó el de los pioneros de los 60 y 70. Fue a instancias de una vecina que pidió que se pintara un mural en el lateral de su casa, sobre un terreno baldío en calle Monferrand, un hecho que ocurrió hace 7 años. “Hasta ese momento pedíamos paredes y no podíamos conseguir”.
Destacó el “respeto” hacia las obras que no sufren vandalismo y dijo que quedan “muchas paredes” por pintar aún. También destacó que Trenque Lauquen tenga una escuela de arte mural que no existe en el país.
“El arte es una forma de vivir. Es mi vida el arte. Yo me levanto pensando en lo que voy a hacer, en lo que voy a pintar. Fue una salvación y es como una transformación interna también en el pensamiento de todo. Cuando uno se inserta en el arte, se vuelve muy reflexivo”.
Y subrayó el concepto: “El arte te vuelve reflexivo. De todo lo que querés decir. Es como alguien que escribe, es muy reflexivo. Incluso de una autocrítica grande porque vos terminás de pintar un cuadro te lo pones a mirar y en realidad es un espejo, una reflexión. Para mí es muy importante la tenacidad, la constancia del trabajo”.
-¿Vos sentís el reconocimiento de la comunidad hacia vos, hacia tu obra?
-Creo que ahora sí. Pero no le doy mucha importancia. No es lo que uno busca en la vida. No me importa el reconocimiento, pero lo siento. La gente dice que reconoce mi obra, que saben que es mía. A mi me hace bien el hecho de que una persona tenga una taza pintada y sienta la satisfacción de desayunar en ella. El otro día una señora me decía que tiene un cuadro en el living que se levanta todos los días y le encanta mirarla. Esa es mi gran meta, digamos. Esa es mi gratitud. Que le transmita una buena sensación en el día. Poder transformar algo en una buena emoción. Con eso ya está.