A Mariano Martorano la palabra destino no le genera inquietud. Acostumbrado a moverse, a cambiar entiende que el camino se hace en el trayecto. Quiz
A Mariano Martorano la palabra destino no le genera inquietud. Acostumbrado a moverse, a cambiar entiende que el camino se hace en el trayecto.
Quizás de su pasión por el automovilismo sacó esa enseñanza de vida, en una carrera detrás de cada curva amanece una nueva ruta. Así pasó de su Olavarría natal a Buenos Aires y de la ciudad de la furia a Trenque Lauquen donde se reinventó en más de una oportunidad y hoy disfruta de un presente consolidado con un nombre ganado en un segmento muy particular como lo es la construcción en seco, en un contexto de la industria de la construcción que es muy competitiva en nuestro distrito.
“Pude entrar a la sociedad muy bien hoy llevo muchos años en Trenque Lauquen” cuenta a la que llegó de la mano de su esposa. “Fue empezar de cero, lo primero que hice fue dar clases de Matemáticas” eran los años de la crisis de 2000 y las oportunidades eran estrechas. Por su fe cristiana estaban vinculados en aquellos años a la Capilla San José Obrero donde conoció a gente vinculada a la construcción que le pidió hacer una ampliación de un local parroquial en el 30 y de ahí pasó a hacer casas para la AMOC en tiempos de construcción acelerada.
“Luego asumió el intendente Barracchia y le pidió al colegio de arquitectos un profesional y ellos me recomendaron. Fui por un año y terminé estando 8 años” recordó pero su paso por la función pública (estaba en el área de obras privadas) sentía que tenía un límite “ya no quería estar uno no puede estar enquistado toda la vida ese era mi principio y tenia que actuar en consecuencia. Aprendí que el hecho de esta siempre en el mismo lugar te da una visión muy parcializada y un enfoque muy particular”.
En diciembre de 2015 con el recambio de gobierno dejó la función pública pero fue un salto al vacío. “Esa mañana salí caminando de la Municipalidad y en calle Moldonado, a la altura de Canal 12 me llama una vecina que tenía un problema en un techo y unas paredes le dije que iba a hacerlo yo mismo al trabajo, no tenía estructura empleados nada, pero además por el hecho de ser arquitecto no tengo problemas de agarrar las herramientas. Cuando termino el trabajo dije la realidad es otra, quiero decir con esto que la ansiedad y el pánico escénico no nos tiene que ganar”.
Luego montó una empresa de mantenimiento y realizó cursos de construcción en seco. “Antes la construcción era artesanal uno aprendía el arte de construir, lo que la diferencia es la normalización es decir está todo tabulado el tornillo va en un solo lugar, con esto tenés previsibilidad de costos, tiempos, confort”.
Hoy se construye todo en un galpón “luego lo transportas y lo levantas. En una semana se puede montar toda la estructura, es una gran satisfacción lograr estos tiempos”. Hacen casas, locales, etc. y tiene tres empleados permanentes y otros de manera indirecta todo el tiempo.
“Me encanta hacer cosas nuevas todo el tiempo, leer e investigar. En parte la gente lo reconoce siempre tuve en claro que para poder trabajar mañana hay que trabajar bien hoy el reconocimiento no está en el dinero, sino que te vuelvan a llamar”.
Le gusta el automovilismo hizo programas de radio y participa de grupos de automovilismo “para mi es una pasión”.
“¿Qué enseñanzas saco del automovilismo? Es un deporte de extrema competencia mano a mano y hay que ser muy perfeccionista, de todos sacas que hay que trabajar, que le sacas tiempo a otras cosas, que la perfección es el único camino para lograr los objetivos, el respeto y los principios para cuidarte vos y a los tuyos, me gusta ver las cosas desde otro lugar y es producto de la pasión”.