Si tuviéramos que contarles a los adolescentes hoy, le podríamos decir que Trenque Lauquen siempre tuvo deportistas destacados. Algunos iluminados c
Si tuviéramos que contarles a los adolescentes hoy, le podríamos decir que Trenque Lauquen siempre tuvo deportistas destacados. Algunos iluminados con habilidades únicas y otros que se forjaron en el esfuerzo y la disciplina. Algunos que brillaron en deportes populares y entonces la ola los llevó rápido hacia arriba y otros que todo a pulmón se hicieron lugar a los empujones para hacerse conocidos.
Mauricio Francolino habita el segundo grupo. Sin recursos y en un deporte casi ignoto con poca tradición en nuestra sociedad y en tiempos en los que no había redes sociales ni mecanismos de promoción. Sin embargo, dejó su huella en el levantamiento de pesas. Dueño de todos los récords argentinos y sudamericanos, ganó todos los torneos en los que compitió en las distintas categorías que incursionó. Pero lo más importante, dice que el deporte lo cambió e invita a todos a hacer una práctica y subirse a los sueños.
Francolino tiene hoy 51 años y hace 20 que ya no compite. Durante una década (entre 1992 y 2002) dejó su nombre escrito en todos los registros de records y a Trenque Lauquen bien alto “soy fanático de mi pueblo” dice. Se retiró joven porque fue padre, por el trabajo y porque el deporte ya le había dado toda la enseñanza que necesitaba para la vida.
“Empecé en 1986 tenía 15 años el día que Argentina gana el mundial me fracturé el codo y después de estar 40 días con el yeso tenía que hacer rehabilitación y ahí fue la primera vez que agarré una pesa, luego ya no paré” recuerda en una entrevista con FM Tiempo 91.5.
Para hacer la rehabilitación fue a verlo al recordado Horacio Melón Arrastúa, “ahí comenzó todo en un gimnasio que tenía cerca de la terminal”.
Al principio fue sólo por indicación médica. “Comenzó a gustarme el levantamiento de pesas y me hablaron de un vecino que era empleado bancario que había sido trasladado a Trenque Lauquen y entrenaba en el CEF solo. Cuando lo fui a ver él practicaba el levantamiento olímpico y me ayudó, al principio entrenaba con él” aunque lo suyo no es el deporte olímpico sino el powerlifting que tiene algunas diferencias técnicas sobre el levantamiento.
“Ese mismo año había un torneo argentino en el club Comunicaciones de Buenos Aires, llevaba pocos meses entrenando con él. Pero gané”. Francolino tiene un curioso récord que nunca salió segundo, es decir ganó cada torneo en el que se presentó.
“Destaco a los que hacen estos deportes individuales y que no son juegos, no por hablar mal de los demás, pero estos son deportes aburridos y al otro día te duele todo, hay mucho sacrificio”. También dijo que a la larga los deportes en elite te pasan factura “una persona que hace deporte de alto rendimiento y sobre todo con peso, no es gratis siempre tenes problemas físicos”.
Como se dijo ganó torneos y rompió récords argentinos y sudamericanos. “Nunca viajé a EEUU donde si estamos lejos de poder ganar”. Nunca tuvo recursos suficientes para su carrera, aunque contaba con algún sponsor local “era gente que te daba una mano” y por eso elegía los torneos para poder asistir.
Entre sus marcas máximas recuerda que alcanzó 350 kgs de sentadilla; 231 en pecho y 340 en peso muerto. Esos récords ya no están vigentes en nuestros días, fueron superados por deportistas contemporáneos.
“Nací, me crié, me voy a morir acá en Trenque soy fanático de este pueblo. El deportista tiene un tiempo vivo. Hoy hay gente que no me conoce, en mi gimnasio hay chicos que no saben que competí, pero no es culpa de ellos porque son chicos yo y ya soy un viejo y los chicos son jóvenes. El deporte es una circunstancia, podes ser buen deportista y quizás no buena persona, la gente a uno lo quiere por lo que deja como persona” reflexionó cuando se le pregunto si siente hoy el reconocimiento por su trayectoria.
“El deporte le da mucho a las personas, te da disciplina, te forma como persona, todos los deportes no solo las pesas”.
Desde hace varios años tiene un gimnasio en el Club Argentino “es mi lugar en el mundo un gimnasio, no es un trabajo que me genere cansancio o desgaste sino que lo disfruto mucho”. Recordó que en sus comienzos “éramos 40 o 50 personas íbamos al gimnasio en toda la ciudad y hoy lo hace todo el mundo. En su local asisten runners, ciclistas, boxeadores, atletas que buscan su mejor forma.
“A veces miro para atrás y me acuerdo las pesas en la época nuestra eran feas y horribles y ahora el equipamiento todo es mucho mas lindo. Siempre alguien tiene que hacer algo, una persona mayor necesita fuerza para sacar la bolsa de la basura para caminar o para lo que fuera entonces hay que hacer ejercicios de fuerza para no perder la masa muscular no digo ir a levantar 500 kilos. Y lo mismo controlar el peso y no ser obeso. El tema es no quedarse. El problema grande es que la gente por ahí abandona el cuerpo antes que el cuerpo a ellos”.
-¿Vos seguís entrenando?
-Si, trato de hacer algo en la medida que puedo. No hay que dejar entrar el viejo, así decía mi abuela, no hay que dejar entrar el viejo, cuando el viejo entró no lo sacas más.