Norman Darío Félix es un empresario próspero de nuestro pueblo. Puede decir que en la vida le ha ido bien, pero esto no siempre fue así. Llegó a Tre
Norman Darío Félix es un empresario próspero de nuestro pueblo. Puede decir que en la vida le ha ido bien, pero esto no siempre fue así. Llegó a Trenque Lauquen de muy joven, fue empleado y vivió en una pensión. Se inventó a sí mismo a fuerza de sacrificio y trabajo que aún realiza con 75 años para construir una empresa que es una marca registrada de Trenque Lauquen con casi medio siglo de trayectoria.
Oriundo de General San Martín, La Pampa, estudió en la ENET de Santa Rosa y luego de hacer el servicio militar llegó a Trenque Lauquen por pedido de unos primos para ocupar un lugar vacante en Rectificación Trenque Lauquen donde empezó con la especialidad de tapas de cilindro. Eran años difíciles, vivía en una pensión y tenía que hacer 100 horas extras para llegar a fin de mes, hasta que se compró una casa en calle Orellana con un crédito hipotecario y terminó de moldear una idea que concretó en el garaje de su flamante morada: Rectitapa.
La empresa nació hace 47 años en el garaje y hoy es una marca registrada. Para ello fue importante el trabajo, la constancia, la responsabilidad y la aparición de una jingle que inmortalizó una frase que él no recuerda a quién se le ocurrió: “Rectifique en Rectitapa y métale pata”.
Sí menciona que el periodista Omar Carro le hizo la grabación con una productora de Bahía Blanca. La canción sonaba en las radios, no había redes sociales, y el trabajo llovía de toda la región. Aún hoy dice que “tiene más trabajo del que le gustaría tener”.
Con 75 años señala que es el que abre a las 7.45 horas todas las mañanas y el que cierra a la noche. Aunque con los años habilitó locales nuevos y una casa de repuestos, nunca se fue del barrio.
“Yo hice más de 50 mil reparaciones en tapas de cilindro, entonces ya las veo y sé qué hacer, en las primeras tenía dudas si al otro día iban a andar” se ríe cuando recuerda su trabajo en una entrevista reciente para FM Tiempo y oesteba.com.ar a la que llegó con las manos con rastros de pleno trabajo. “Sigo trabajando porque me gusta, soy el que abro y el que cierra. Mi hijo me dice que vaya unas horas más tarde, pero no puedo hacerlo”.
Su hijo “Coto” está junto a él desde hace 30 años, y su hija Valeria vive en el exterior, es arquitecta especialista en medio ambiente. Dicen que la vida está llena de pequeños momentos, y Félix repara en uno muy especial. “En aquellos años estaba de moda que los chicos vayan a Disney, yo lo pude hacer para los 15 de mi nena viajamos todos” dice y se quiebra como con la sensación de la tarea cumplida, no porque ese viaje fuera tan vital sino que el esfuerzo de su trabajo le sirvió para cumplir los sueños de todo padre: que sus hijos sean felices.
“Para los 30 años abrimos una casa de repuestos. Cuando uno mira para atrás parece increíble lo que hicimos con dos manos. Invertimos mucho dinero en equipamiento y maquinarias para las nuevas tecnologías de los automotores. El quiebre lo dio con la compra de maquinaria que nos ayudó el Banco Credicoop lo quiero mencionar especialmente” aclaró. Hace algunos años le dieron una plaqueta por su labor empresaria en esa casa crediticia.
Le gusta andar en bicicleta en la ruta “creo que hice más de 200 mil kms lo uso para despejarme” y para sobreponerse a las crisis tiene la receta: “Hay que ser perseverante e insistir, poner horas. En el 2001 tuve que vender una camioneta porque no podía cobrar lo que me debía la gente, ellos no me podían pagar si nadie tenía plata” y en un rincón de su taller tiene un pizarrón escrito a mano con la lista negra de algunos apellidos que a lo largo de los años le dejaron cheques sin fondos y no volvieron más y se ríe cuando le recuerdan ese famoso listado.