Orlando Moro: pasión por la música

Orlando Moro: pasión por la música

Luego de más de cuatro décadas de presencia constante en los escenarios locales y regionales, Orlando Moro no necesita presentación. Es un artista c

Luego de más de cuatro décadas de presencia constante en los escenarios locales y regionales, Orlando Moro no necesita presentación. Es un artista completo, que toca bajo y guitarras de todos los géneros y estilos. Es lo que se denomina un músico de sesión, alguien a quien convocan para presentaciones en vivo y trabaja a agenda completa.
Según cuenta cumple con unas 100 presentaciones en vivo anuales aquí, en la zona, en La Pampa y al menos una vez por año se toma un avión en búsqueda de algún escenario latinoamericano, y trabaja de manera simultánea al menos en 12 proyectos paralelos que van desde el folclore tradicional, el tango, la bosanova o bandas de tributo a Fito Páez o Los Redondos.
A los 58 años se muestra así de versátil capaz de expandir todos los horizontes de la música, una condición que no es azarosa ni contingente sino que deviene, cuenta, de una larga vocación por el estudio y el perfeccionamiento musical.
Demostró desde una edad temprana su pasión por la música y su habilidad para sumergirse en géneros y estilos. A los 14, recuerda, subió por primera vez a un escenario para acompañar con su guitarra unos tangos cantados por el recordado Nelson Carreño, que tenía una voz muy particular, una garganta de arrabal.
Oriundo de Guaminí, su familia se instaló a muy temprana edad aquí en Trenque Lauquen. Aunque recuerda que nació en el seno de una familia humilde, sus padres se encargaron que no le faltaran instrumentos ni educación musical y los primeros acordes llegaron a sus oídos de parte de un abuelo y de un tío. El primero tocaba la guitarra y le enseñó las primeras milongas, y el segundo tocaba el violín de manera autodidacta luego de hacer el tambo a mano en las heladas guaminenes, algo que aún hoy no logra comprender cómo podía tener sensibilidad en esos dedos, para que la melodía sonara de ensueño.
“A los 5 años mi padre me inscribió con la señora de Ripamontti que le enseñó a muchos aquí a tocar la guitarra, aún no sabía leer y aprendí primero a leer música antes que el alfabeto, fue como la picadura de una víbora que te dejaba algo que no se te iba a ir nunca más”. A los 8 le compraron la primera guitarra “aún la tengo, días pasados celebramos 50 años juntos”. A los 14, “me pagó Nelson Carreño para que lo acompañara con unos tangos” fue su primer salario como músico y qué recuerda de esa noche “Nelson hacía la mejor versión de ‘Las 40’ que jamás escuché”.
Si al cabo de algunos párrafos el lector cree estar leyendo algún dato equivocado, aclaramos: Sí, Moro toca la guitarra y su formación es en las 6 cuerdas. ¿Y por qué entonces sus cuentas de Instagram y Twitter se llaman Moro bass (bajo en inglés) y su espectáculo se llama “En Voz Bajo” y en casi todas sus fotos tiene un bajo?, Ok. Aquí va la respuesta.
El origen del bajo es un sorteo. Sí, aunque Moro cuenta que jamás se sacó ni una torta en una kermese, hubo un sorteo que le cambió la vida. “Teníamos una banda de adolescentes con 3 amigos más. Llegamos al primer día del ensayo y éramos un baterista y tres guitarristas. Alguien tenía que pasarse al bajo y nadie quería hacerlo. La madre de uno de ellos, donde estábamos ensayando propuso un sorteo y el que se sacaba la B tenía que tocar el bajo. Me gustaría tener un relato más épico pero la verdad es que llegué por un sorteo”.
Sin embargo, el sorteo no fue tan perjudicial como parece en el relato. Por el contrario, le abrió las puertas a un camino musical que lo llevó por todos lados. “Me puse muy a full con el bajo pero un profesor me pidió que no abandone la guitarra entonces toco los dos instrumentos y siempre están conviviendo conmigo y nos llevamos bien”.
Su capacidad de estudio y formación, y su versatilidad de instrumentos, lo convierten en un músico a quien todos convocan. Por eso se lo todos los fines de semana e incluso algunos días de entre semana entreverado en alguna presentación.
“Toco todos los fines de semana y a veces tengo fecha en la semana, hago de promedio 100 conciertos por año con unos 10 o 12 artistas distintos y tuve la suerte de tocar en los últimos años en Bolivia, Perú, Uruguay, EEUU. Tengo el mejor oficio del mundo yo dejé de quejarme a los 20 años, no soy un ambulanciero que va a un lugar donde la gente la está pasando mal, a mi me toca ir donde la gente la pasa bien”, dice.
A lo largo de los años se ha perfeccionado y explorado diferentes géneros musicales: “Nunca paro de estudiar se lo debo a la gente y al que me llama a tocar tengo que saber qué vamos a hacer porque toco todos los géneros”.
Es un spineteano casi ya al borde de la enfermedad. Su hija mayor se llama Ludmila por una canción y tiene un tatuaje que recuerda al Flaco “es una de las personas que nunca me decepcionó” porque “es un humanista, siempre defendió la vida, los afectos, sus discos y libros son maravillosos”.
Participó de diferentes agrupaciones locales en su época de juventud, entre ellos el Aleman Grup. En estos días ensaya con Jorge Azpiroz para una presentación solista del también prolífico cantante.
“Es muy divertido para mi encontrarme con el alemán y recordar cuando ensayábamos de adolescente, hoy tengo 2 nietos uno de ellos de la misma edad que teníamos nosotros cuando tocábamos guitarras y hoy tenemos la misma alegría de estar haciendo canciones”, dice y remarca: “Lo más importante es la música, lo segundo es la gente con la que tocas y tercero la gente que te va a esuchar, vos recién estas en el quinto lugar”.
Es docente de la Escuela de Música, un lugar que defiende con uñas y dientes “es un sitio fantástico con 700 alumnos, es algo que distingue a nuestro pueblo y ahí se explica por qué nos recuperamos tan pronto de la inundación devastadora y tiene que ver con las razones de Estado porque la escuela de música tiene 20 años y pasaron 4 intendentes”.
Y durante algunos años fue periodista de LU 11 y Radio Omega “la radio es un lugar muy lindo como una sala de ensayo y es maravilloso porque es como tirar una botella en el mar…pero no me llevo bien con la nueva radio es como que el capitalismo abolió la forma de la tristeza porque todas las propuestas en medios, tienen que ser pum para arriba y no podés pretender cambiar la radio ni los gustos del que escucha”.
El mismo tono crítico manifestó con “la nueva música” que tiene a L-Gante como principal expositor “la música tiene determinados elementos como la melodía, la armonía y el ritmo y siento que lo que se llama la música nueva no reúne todas las condiciones. Sin embargo, hay muchos chicos de entre 20 y 25 años haciendo cosas muy lindas y no se los da a conocer”.
En el final, dijo que para él trabajar “es como ir de vacaciones” y que sólo tiene palabras de agradecimiento “con la gente que me llama para tocar, con Abel taybo toco desde los 17 años, o el Aleman Azpiroz o todos los que convocan”.