“Siempre fui como el sapo de otro pozo” reflexiona Pablo Pietrobelli entre risas a horas de haber recibido una distinción del Colegio de Ingenieros de
“Siempre fui como el sapo de otro pozo” reflexiona Pablo Pietrobelli entre risas a horas de haber recibido una distinción del Colegio de Ingenieros de Olavarría por su brillante carrera deportiva. Es que a lo largo de su vida, dice, lidió con el doble título. En la villa olímpica de Beijing o en cualquier torneo era “el ingeniero” y entre sus pares es “el atleta”.
El paso de Pablo Pietrobelli por el deporte de élite fue rápido y furioso. En verdad no fue tan rápido, pero las crónicas sólo escriben en letras de molde su participación olímpica en China en el 2008 en los Juegos Olímpicos que tuvo a 2 trenquelauquenses una récord difícil que se repite por los siglos de los siglos. Cuando llegó a la máxima competencia ya era ingeniero, tenía 24 años y la película de su vida estaba plagada de fotogramas de esfuerzo, dedicación y una silla en la que se sentó para estudiar y sacar la carrera rápido para dedicarse con dedicación exclusiva al deporte.
A esta altura, de esta nota si alguien aún no lo registra, Pietrobelli fue atleta argentino en lanzamiento de jabalina, dueño de récords argentinos y sudamericanos y llegó allí casi por casualidad. “Era el inicio de los Torneos Bonaerenses y yo me anoté porque quería ir a Mar del Plata, elegí la disciplina sólo porque mi padre había sido lanzador de joven”. Con 13 ó 14 años se anotó y clasificó directo a la final en la Feliz. Eran 32 finalistas de toda la provincia y Pietrobelli salió último, número 32.
No parece ser la intro de una historia perfecta ¿no? El joven que representó a la Argentina y era amo y señor de todos los récords años más tarde, salió último en su primera presentación en los Torneos. “Eso me hizo ver que tenía que entrenar” dice hoy y destaca la política deportiva de los Juegos que encendió la llama en su interior. Aclara también que por su condición física, estatura y musculatura siempre corrió en desventaja y que tenía que entrenar más que los demás para poder competir eso fue, también, lo que lo retiró muy joven.
Al segundo año en los Torneos clasificó tercero, y al siguiente ya se quedaba con la medalla de oro. Su entrenador fue su padre, también un ingeniero de la ciudad que siempre le puso por delante la carrera universitaria antes que la deportiva “elegí estudiar en Bahía Blanca para poder entrenar” y en su mejor momento de plenitud física y de marcas logradas, decidió pausar el deporte y terminar la carrera “fue una decisión familiar porque el deporte no es para siempre. Son años que se esfumaron de mi vida, no recuerdo las amistades, no fui al viaje de Bariloche y esas cosas que quizás disfrutan más los chicos”.
Una vez graduado retornó a Trenque Lauquen para enfocarse en su carrera deportiva. Entrenaba en triple turno y compitió alrededor del planeta “en relación a muchos países estamos en desventaja que siempre lo suplimos con la garra argentina” y con 28 años clasificó para los JJOO de China con una marca cercana a los 80 metros sumándose a la delegación nacional que también compartía con Germán Lauro.
Empecé el año lesionado, me infiltré y mi rendimiento no fue el mejor. Sabía que no llegaba bien, pero es un evento cada 4 años y una lesión unos días antes hace que no llegues en la mejor manera. Llegué muy sobreexigido y eso me provocó lesiones. Fue un error infiltrarme porque me trajo consecuencias física. El balance es muy lindo porque la experiencia fue muy buena, cuando fui yo hacía 40 años que no clasificaba nadie en jabalina y cada vez cuesta más que haya representantes argentinos”.
La lesión se hizo crónica “y era imposible seguir compitiendo vimos a todos los médicos incluyendo al de Los Pumas. Cuesta entrenar, las marcas no mejoran y el camino es dejar porque el cuerpo te pasa factura” cuando se retiró de la competencia también se retiró del deporte. Al no continuar vinculado hace que mucha gente, sobre todo los más jóvenes no conozcan su valiosa historia deportiva.
“El deporte te deja muchas enseñanzas, cuando ganas no pasa nada; te enseña mucho más perder, sobre todo en los deportes individuales. El deporte y la cultura te forman a temprana edad”.
Hoy es uno de los constructores más exitosos de Trenque Lauquen por sus obras en altura. Con 44 años el Colegio de Ingenieros lo distinguió por representar a nuestro país en los JJOO de hace 16 años “cuando estaba estudiando era el que hacia atletismo, cuando competía era el que era ingeniero siempre estaba como sapo de otro pozo” se ríe. Tiene participación en la Cámara de Comercio “me gusta colaborar y ayudar en lo que se pueda tiene que ver con la profesión que siempre te obliga a resolver problemas. Trenque Lauquen me gusta lo veo crecer y me gusta poder colaborar”, dice ahora como ingeniero y atleta de élite.