Patricia Garcilazo es oriunda de Tandil pero dice que Trenque Lauquen es su lugar en el mundo. Es ciega de nacimiento y trabaja por una real inclus
Patricia Garcilazo es oriunda de Tandil pero dice que Trenque Lauquen es su lugar en el mundo. Es ciega de nacimiento y trabaja por una real inclusión para las personas con discapacidad. Ahora dicta un taller de braille en la Biblioteca, acompaña a vecinos con pérdida visual porque estudió sobre rehabilitación y siempre se muestra inquieta en la participación de temáticas vinculadas con discapacidad.
En una entrevista con FM Tiempo habló sobre distintos temas. El disparador fue la convocatoria abierta para el taller de braille que anualmente dicta en la Biblioteca Rivadavia. “también incluye dibujo en relieve” aclara.
Los alumnos no tienen discapacidad visual “algunos van por inquietud para aprender, otros porque los deriva algún medico porque requiere mucha concentración. Me apasiona enseñar. Yo leo braille desde los 4 años, algunos dicen que va a desaparecer yo no lo creo porque más allá del avance de la tecnología la letra no va a desaparecer”.
Es un sistema, señala, “que tiene todo no sólo letras. La convención internacional lo ha ido unificando en todo el mundo. Lo que más cuesta es aprender a leer, el curso generalmente se extiende de abril a diciembre”.
Además, estudió rehabilitación y es un pilar clave para muchas personas que van perdiendo su visión. “Trabajo en rehabilitación con vecinos que están quedando ciegos entonces ayudamos en el proceso, aceptando primero las etapas del duelo que implica la pérdida de la visión, luego podemos enseñar que se puede tener una vida independiente, hay gente que baila tango que puede hacer distintas actividades”.
Hoy la tecnología “te ayuda mucho, los teléfonos celulares tienen app que nos ayudan mucho aunque hay muchos que aún no lo manejan o no tienen un teléfono capaz que de adaptar la nueva tecnología”. En su caso tiene redes sociales y lee diarios webs.
La inclusión es un tema que la mueve “hay que hacerla realidad y para que haya inclusión uno tiene que tener independencia” y también tiene autocrítica “es una falla de nosotros los que tenemos discapacidad de no levantar la voz y decir lo que está mal, tenemos que salir de la zona de confort, los que padecemos una discapacidad somos minoría entonces si no hablamos no nos ven”.
Por la sensibilidad que las personas ciegas tienen en el tacto, la contactaron de un gabinete de masajes holísticos para que se capacite y trabaje allí, una tarea que comenzó recientemente “es un masaje oriental que armoniza mente, cuerpo y espíritu. Me abrieron las puertas y me enseñaron mucho. Mis actividades siempre están relacionadas con el otro”.
También participó el año pasado del foro internacional de discapacidad en Buenos Aires y lamentó la decisión gubernamental de cerrar la agencia de discapacidad. Destacó sí el ámbito de la Biblioteca trenquelauquense “es un lugar extraordinario donde nos tratan muy bien”. Allí dicta el curso cuya inscripción está abierta.