Hace 65 años no existían los teléfonos celulares, la tecnología no era parte de nuestras vidas y ni siquiera el hombre había llegado a la luna. Pero R
Hace 65 años no existían los teléfonos celulares, la tecnología no era parte de nuestras vidas y ni siquiera el hombre había llegado a la luna. Pero Rodolfo “Pirincho” Bartomeo ya tenía la mirada puesta en el cielo, como la sostiene hoy, a pesar de sus 80 años sigue armando los modelos aeronáuticos en escala que él mismo vuela en los torneos de aeromodelismo por todo el país.
Tiene una vitalidad que contagia y tal es su pasión que hasta Canal 9 le dedicó un bloque días pasados durante una emisión especial desde Pellegrini, donde vive Pirincho. Allí nació pero como un trotamundo vivió en distintas ciudades del país y realizó varias actividades comerciales y empresarias, pero siempre hubo un denominador común: el aeromodelismo, en el que se inició a los 15 años; hace 65.
No es una disciplina deportiva con muchos adeptos. Más aún, cada vez quedan menos. No es fácil sostener este hobby en tiempos de crisis económica e insumos dolarizados, pero este hombre de la tercera edad es un referente ineludible en todo el país, al punto que ha logrado incluir a Pellegrini entre las fechas de las competencias más destacadas en el país.
A los 13 años vivía en Martínez, en el gran Buenos Aires y un día pasó por la vereda de un club de aeromodelistas. La inquietud por conocer de qué se trataba lo llevó a ingresar y no salió más. A los 15 años, ya competía. “Esto es una pasión con la base de la aeronáutica. Nosotros construimos aviones en una escala mucho menor pero con los principios básicos de la aeronáutica, soy un apasionado de la construcción me gusta más construir que volar”, le dice a OESTE BA.
La competencia la realizó siempre en la misma categoría “que sigue siendo exactamente igual porque se permite el uso de modelos diseñados hasta 1958”, la tecnología aplicada a los modelos dio saltos hacia adelante pero la esencia sigue siendo la misma. La tecnología, en realidad, se aplica para el ascenso y descenso porque el aparato vuela solo, como un planeador, por lo que la fabricación es fundamental: el peso, los diseños, deben ser exactos.
Una pasión
La vida de Pirincho es tan vertiginosa como el ascenso y descenso de sus aeronaves. Si bien, el aeromodelismo lo acompañó desde la adolescencia, se permitió compartir la pasión durante algunos años con las carreras en motos, en la categoría 125 CC y luego en autos en la categoría “Turismo Anexo J” que fue muy popular en la década del 60 y en la que compitió de manera profesional.
Aún hoy dice que le gusta pisar el acelerador, aunque un accidente automovilístico de hace varios años le generó una larga recuperación y por tal motivo elige la marcha más lenta. Sin embargo, y a los 80 años sigue viajando a todo el país a competir, y lo hace manejando por sus propios medios.
“Me gustaba la velocidad, y aún me gusta, me voy a dar ese gusto hasta que me transpiren las manos y aún no me transpiran”, bromea.
Un modelo para armar
El Aeromodelismo abarca mútliples facetas como deportiva, creativa, lúdica, de investigación, y es una actividad en constante desarrollo en la que se manejan conocimientos de electricidad, mecánica, carpintería, combustibles, así como de aeronáutica y pilotaje.
Con el aeromodelismo fue múltiple campeón y ni sabe ya cuántos modelos armó y puso en el aire. Muchos de los trofeos obtenidos se perdieron en mudanzas y otros los tiró, recién ahora –dice- en la etapa final de su carrera decidió atesorarlos. “Los logros son la evolución personal no los trofeos”.
Estudió arquitectura, pero dejó los planos para meterse en la fábrica textil familiar, después tuvo una fábrica de revestimiento y luego voló a la explotación agropecuaria y en 1980 se radicó nuevamente en Pellegrini con el rubro agropecuario. Sin embargo, se permitió un paréntesis más y vivió durante unos años en Bariloche donde fundó un club de aeromodelismo que aún existe y una escuela que era la única en el país en ese momento.
“Tengo una cantidad enorme de discípulos” dice en la charla con este diario y formó grupos en Trenque Lauquen que hoy compiten a nivel nacional “es una actividad muy difícil de conseguir seguidores en el interior” y dice que la “gente se asombra que uno lo siga haciendo a pesar de la edad, porque la edad también te da limitaciones a mí ya me cuesta más, aunque la sabiduría te ayuda mucho”.
En el país sólo hay tres competidores con edad tan avanzada “somos los últimos dinosaurios” se ríe y adelanta que seguirá “hasta que me muera” y ahora tiene todas las fichas puestas en un grupo formado en Trenque Lauquen con la participación de Emanuel Juárez dentro del equipo nacional “me enorgullece; va a poder representar al equipo argentino, tiene mucho futuro y lo estamos apoyando en todo” aunque aclara que además de lo complicado que es armar los aviones en escala, son costosos y para competir en el terreno internacional hay que hablar de miles de dólares “si fuera fácil no sería tan divertido” dice con ironía.
Ninguno de su familia continúa con la tradición, ni sus hijos ni nietos. “Esto forma parte de mi persona, a veces estoy en el taller sin hacer nada, pero estoy pensando en un proyecto sino tuviera esto sería un problema para mí. Mientras tengas proyectos tenés motivos para vivir”, dice Pirincho, con la mirada puesta en el cielo.
UN REFERENTE
Por: Emanuel Juárez (trenquelauquense, integrante del equipo argentino de Aeromodelismo).
Tuve la suerte de conocer a Pirincho durante el 2010 en un torneo, y digo la suerte porque la gente así como él con vocación de enseñar y solidaria con sus conocimientos, casi no se ven.
Un año después comenzamos a competir juntos, a viajar, anduvimos por todos lados y hoy seguimos viajando y compartiendo esta pasión.
Es una gran persona siempre de buen humor y siempre con ganas de hacer cosas y u empuje admirable a los 80 años que es digno de destacar, por el aporte que realiza a esta disciplina y termina contagiando a todos. Así, gracias a él comenzamos varios en esta disciplina y se han sumado cada vez más. Es un referente para las nuevas generaciones.