Ramón Cohen Souza, un médico de pueblo

Ramón Cohen Souza, un médico de pueblo

Dicen que la memoria es selectiva. Un compendio de recuerdos que afloran casi sin llamarlos, mientras otros permanecen en silencio. Con 98 años s

Dicen que la memoria es selectiva. Un compendio de recuerdos que afloran casi sin llamarlos, mientras otros permanecen en silencio. Con 98 años sobre sus espaldas, el Dr. Ramón Cohen Souza es propietario de una memoria prodigiosa, que lo lleva a contar con lujo de detalles varios episodios que lo tienen como principal protagonista de una historia de vida que merece ser contada.

Algunos de esos hechos, aparecerán como novedosos y reveladores, a pesar que circula sobre su figura una serie de biografías hechas por propios y extraños: parte de su familia y también otros escritos del diario La Opinión y de un grupo de vecinos que dinamizó un movimiento para que sea declarado ciudadano ilustre, cosa que finalmente el Concejo Deliberante realizó en el 2015, y para que una sala médica lleve su nombre, algo que aún no ocurrió.

Pero sí hay otros homenajes institucionales que se preservan. Por ejemplo el título de médico se exhibe en el Museo Histórico, al igual que la chapa que colgaron en su casa durante medio siglo junto a su compañera durante 55 años, la también médica Elsa Bossié. Sin embargo, hay un tributo que él disfruta mucho más y que es el reconocimiento de su gente, de sus vecinos que lo saludan -cuando da sus vueltas a la manzana a la mañana y a la tarde-  le estrechan la mano y le devuelven el cariño y afecto que puso en la atención de cada chico que atendió en Trenque Lauquen.   

El Dr. Ramón Cohen Souza tiene 98 años, es una institución viviente, y fue el primer médico pediatra de Trenque Lauquen. Aunque sus orígenes están muy lejos, en Perú en la ciudad de Iquitos, a orillas del río Amazonas, como le gusta decirlo a él. Llegó a la Argentina como tantos otros, atraído por la educación pública gratuita, aquí conoció a la que luego fue su esposa y ejerció en esta ciudad desde principios de la década del 60.

Pero cómo terminó en Trenque Lauquen. “Hay un niño que fue Cupido” dice y se ríe con un singular sentido del humor que asombra por su edad. “Trabajaba en el Hospital de Niños de La Plata, donde Elsa hacía guardias. En una guardia nocturna, a las 3 de la mañana me llaman para canalizar a un bebé y le rompí la primera vena así que antes de hiciera otra macana las enfermeras me dijeron no doctor, espere que vamos a llamar a la doctora Bossié”. Fue amor a primera vista y decidió acompañarla cuando ésta se radicó aquí.  Siempre vivieron en una vieja casona con zaguán de la calle Alem.

Joven maestro

En la charla con este diario, el médico hace una revelación que no había aparecido en los textos leídos para producir la nota periodística: fue maestro en una pequeña población peruana, porque había terminado la escuela primaria y sabía leer y escribir. Durante 4 años ejerció la docencia. A los 12 años, nos contó luego su hija, quedó huérfano y se fue a vivir con su abuela navegando seis horas arriba desde Iquitos por el río Muyuy, hasta terminar la escuela primaria. Luego con un tío materno, se trasladó a un pequeño caserío donde sería un joven maestro de padres e hijos que requerían aprender a leer y a escribir.

Es una historia paralela al relato central, que lo enaltece aún más por su gesto solidario y comprometido con los demás. Más tarde, dijo, nunca regresó a su país de origen.

En 1961, cuenta la historia, se radicaron en Trenque Lauquen recientemente casados los dos primeros médicos pediatras de esta ciudad y la región. “Era una novel especialidad que no sería fácil introducir en el ámbito de la salud local, pero sin duda, había un absoluto compromiso para que el concepto calara profundo en la gente y se iniciara un cambio de paradigma en salud, la prevención”.

El Centro Materno, emplazado en la intersección de Villegas y Pereyra Rosas fue el primer ámbito donde inició su camino profesional en el ámbito local. En ese lugar, se erige un monumento a la madre, sobre la rambla.

“Nosotros ya traíamos la escuela de médicos pediatras, al niño lo recibíamos, y le dábamos las mano y lo parábamos, las madres no querían, temían que se quebrara, acá nadie había visto esas cosas antes” dijo Cohen en la entrevista periodística

Las enfermedades

Por aquel entonces luchaban contra el “sarampión, tos convulsa, viruela, eran enfermedades clásicas de esa época, por suerte luego llegaron las vacunas y los niños estaban más protegidos”, aunque hubo que hacer docencia sobre la vacunación. “Éramos los únicos médicos pediatras, así que no sólo venía gente de ciudades vecinas, sino que también yo viajaba a 30 de Agosto y Tres Lomas”.

Ramón Cohen Souza es hincha de San Lorenzo y de Estudiantes de La Plata, aunque mueve la cabeza con giros hacia abajo para hablar del presente de sus equipos. Sigue mucho el fútbol por TV y lee el diario, al igual que sostiene su rutina de caminatas en la manzana de su casa.

Fue el primer perito médico del Departamento Judicial y también Director del Hospital Municipal, y cuando se retiró fue un activo participante de Rotary Club, pero sobre todo fue de esos médicos que abrió la puerta de su casa a las madres que a media noche le tocaban el timbre por la fiebre de sus hijos o alguna afección que supo curar y contener.

“Trenque Lauquen es muy importante para mi vida, es la ciudad que me hizo feliz. Es la historia de mi vida, acá formé mi familia, mis hijos”, dice en otro tramo de la charla y rescata a cada uno de los integrantes de su familia.

“Los chicos son la historia de mi vida, con ellos aprendí todo” y “siento el reconocimiento de la gente, muchos me cruzan en la calle y me dicen chau doctor, muchos de ellos fueron pacientes míos y hoy son padres y abuelos”.

La charla termina. Extiende la mano y suelta “el agradecido soy yo. Si vos estás acá quiere decir que algo hice bien”, me dice y sus palabras siguen haciendo eco cuando camino hacia la salida. Una institución viviente de la medicina, un hombre que marcó el camino para varias generaciones de médicos, que salvó vidas con sus manos y con la docencia ejercida que convirtió en escuela, que indudablemente aportó a la historia de nuestro pueblo; muestra toda su humildad después de casi un siglo de vida y agradece esta entrevista. Un hombre sencillo, uno de esos tipos necesarios que vive aquí, a la vuelta de la esquina.