“Siento que con mi mensaje hoy puedo ayudar”

“Siento que con mi mensaje hoy puedo ayudar”

“El piso se movió”, dice Gabriela Calafatich para describir aquél día que su médico ginecólogo le confirmó su tercer embarazo pero no pudo disimular l

“El piso se movió”, dice Gabriela Calafatich para describir aquél día que su médico ginecólogo le confirmó su tercer embarazo pero no pudo disimular los gestos inocultables en su rostro que denotaron que aquel bulto en la mama derecha que había detectado la noche anterior era el presagio de la palabra que nadie quería mencionar: cáncer.

El piso se movió, pero la arena no se escurrió entre sus manos. Por el contario, 3 años después y con una historia casi viral sobre sus espaldas, esta madre de 44 años, veterinaria, extrovertida y con actitud positiva contra viento y marea; siente que tiene mucho para hacer con lo que le pasó y ya lo está haciendo.

Hoy, por lo pronto, es la voz en el teléfono y el mensaje de whatsapp para pacientes oncológicos de distintos puntos del país que tienen miedos, que tienen muchas preguntas sin respuesta, que sienten que su piso se mueve.

Gabriela Calafatich es una cara  ya conocida de 30 Agosto. El lunes su historia de vida y lucha salió publicada en el diario nacional Infobae, y en tiempos 2.0, tanto en Trenque Lauquen como en todo el mundo ya la conocen, también a su familia: Fernando Laseere su marido y sus tres hijos Isidro (11), Cipriano (9) y –sobre todo- Ceferino (3). Este último atravesó su gestación en sesiones de quimioterapia y un paso por el quirófano, es el milagro que recorre el living de la casa junto a dos amiguitos dejando una escena de papeles tirados, juguetes por el piso, galletitas en distintos muebles y un monopatín que pasa a toda velocidad, cuando se hace esta nota para el diario La Opinión y Oeste BA, en 30 de Agosto.

La historia de Gabriela comenzó en 2016 con lo ya dicho. El mismo día que le confirmaron su embarazo también se llevó la noticia del cáncer de mama. “El médico ordenó una segunda mamografía y cuando fui a buscar el resultado la señora que me lo entregó me dio un beso, fue el beso frío de la muerte, nadie te da un beso cuando vas a buscar un resultado, sentí que estaba mal”.

Es veterinaria y oriunda de Tandil. Llegó a 30 de Agosto hace 17 años por una oferta laboral en un tambo junto a su marido. Administran esa explotación agropecuaria pero también ordeñan, hacen inseminación y todas las tareas de campo. “Es muy divertido” dice.

Su caso, el de diagnóstico de cáncer e inicio de gestación, se da en 1 caso cada 3 mil y hay mucho debate sobre las drogas oncológicas y los bebés. Pero ella sintió que nada debía detener el milagro en marcha y continuó con su embarazo, atravesando la enfermedad. “Mi caso no podía esperar, hay otros que esperan el nacimiento y luego el tratamiento, yo no podía así que tuvimos que hacer todo simultáneo. Siempre sentí que todo estaría bien”.

En su relato aparece la espiritualidad y la religión. Dice que es algo nuevo, que comenzó a aferrarse a la fe con la enfermedad y que siente que fue “bendecida” porque todo salió bien. Recuerda una charla con el padre Jony de 30 de Agosto, aquellos días de 2016 “me regaló una estampita de Ceferino Namuncurá que es quien protege a las madres embarazadas y bebés, me dijo que todo estaría bien y nunca me quedó duda, siempre supe que andaría bien”. También recuerda una visita a una iglesia de Mones Cazón, el olor a rosas y una canción que sonó ese día todas “señales que las cosas saldrían bien”.

“Nunca me sentí enferma, siempre trabajé en el campo y no detuve mi vida, cuando se me cayó el pelo lo tomé con naturalidad”. También remarcó que en su casa con su familia se habla de cáncer. “Desde el primer día hablamos claro, teníamos que hablar de manera natural, el cáncer es una enfermedad a la que todos le tienen miedo pero hablamos siempre con toda la verdad. Me preocupaba cómo me verían pelada, sin pelo, si iba a generar rechazo en mis hijos, así que ellos me pelaron, me cortaron el pelo con una afeitadora, fue algo natural para ellos, no los traumó, se sintieron involucrados”.

El nuevo lugar

Su historia se hizo conocida porque participó de un concurso literario del grupo “Oncología esperanzadora” del que forma parte. Su carta no ganó, pero a un periodista de Infobae le pareció que era una historia para ser contada y la publicación en el diario nacional “tuvo una repercusión increíble, un día me levanté y tenía el teléfono con cientos de llamadas y mensajes”.

Durante los días de 2016 Gabriela probó con terapia, pero abandonó a la cuarta cita de la psicóloga, no era lo que buscaba. “Ella me decía que me salva la inconciencia. Trato de no analizar a fondo, que las cosas pasen y tomarlo de manera positiva”.

La nota de Infobae la sacó a Gabriela del lugar de paciente y la puso en otro que ni sospechaba. Su historia, su mensaje positivo, despertó que otros le pidieran ayuda, para sus hermanos, sus hijos, sus padres, los que hoy atraviesan el tratamiento.

“Muchos me llamaron para que hable con sus familiares y les diera fuerza y energía. Me colocó en ese lugar, si sirve para ayudar es bueno, si me historia le sirve a alguien y le puedo dar un poco de energía mucho mejor”. Ayer habló con Silvina, es formoseña y viaja para realizar el tratamiento. Tiene dos hijos y el inicio de la enfermedad “la tenía bajoneada es entendible en ese momento del tratamiento, yo le hablé y le conté mi historia y traté de transmitirle todo lo que hice y aprendí en este tiempo”.

“Por su puesto que no estoy entrenada para hacer estas conversaciones, pero siento que tengo que hacerlo y darle energía, le conté qué hacía yo durante la quimio, la música, los miedos, hablamos y vamos de a poco. Me hace bien, si suma y le sirve a alguien”.

-¿Te imaginas dando charlas, contando tu historia para ayudar?

-No sé si me veo en ese lugar pero creo que lo haría, me hace bien hacerlo. En noviembre nos hicimos una remera con el eslogan cáncer con vida, y corrimos una maratón con mis hijos. Para mi ese es mi eslogan porque transcurrí la enfermedad embarazada, eso es vida, tengo una familia, hijos, mi marido tengo vida.

Hoy sigue con el tratamiento oral y con controles cada 6 meses. “Tenía una vida, la familia el trabajo, la profesión, todo y de pronto el piso se movió. Me hizo ver las cosas de otra manera, no hacerse tantos problemas y dejar pasar las cosas chiquitas que te hacen mal, es feo que te pasen cosas malas para darte cuenta, pero es así. Hoy siento, que es así”.