Silvina Orozco, una artista trotamundos

Silvina Orozco, una artista trotamundos

Este último año marcó un hito en la vida de Silvina Orozco. Hace 12 meses ganó el prestigioso certamen de la canción San Remo en Italia que marcó

Este último año marcó un hito en la vida de Silvina Orozco. Hace 12 meses ganó el prestigioso certamen de la canción San Remo en Italia que marcó de alguna manera una bisagra en su carrera artística, pero de ningún modo le implicó un paréntesis. Por el contrario, sacó a relucir sus múltiples proyectos globales que desarrolla en distintos rincones del planeta como una artista trotamundos.

Hace unos días pasó por Trenque Lauquen en un vuelo rasante. Dio un recital en el Teatro Español y cerró una etapa local ya que se llevó a su madre a Europa donde reside en la actualidad parte del tiempo en España y otra en Países Bajos. Además, cumple con sus contratos tangueros en destinos exóticos de Asia donde es muy valorada por su interpretación de la música ciudadana.

En esta enorme montaña rusa de fechas, recitales, visitas y encuentros, habló –y cantó- con FM Tiempo 91.5 Mhz.

“Vine por pocos días a Trenque Lauquen, estoy por tres meses en Argentina pero es una despedida, ahora me llevó a mi mamá y nos instalamos allá” contó en la entrevista radial.

Con el ADN artístico en sus venas, Silvina supo desde muy pequeña que la música sería su destino, como el de su padre el genial Heraldo Orozco.

“Mi amiga me cuenta que de chica decía yo voy a volar, nunca supe a qué hacía mención con eso. Pero siempre tuve ansias de recorrer el mundo nunca me imaginé, en la realidad que tengo hoy”.

-¿Cómo te llevas con la melancolía?

-Extraño Trenque Lauquen, pero como siempre estoy a mil con muchas cosas y no conecto con la melancolía

-¿Qué haces en Europa?

-En España canto en una orquesta, me fui a ahí por mi hija que se había instalado. Ahora hago el mismo trabajo que hizo mi papá toda la vida con las orquestas, no son eventos privados sino de los ayuntamientos, de los municipios, tenemos mucho trabajo porque en temporada tenemos 5 eventos por semana, y luego vivo parte del año en Amsterdam.

-También vives parte del año en Asia.

-En Asia trabajo para una cadena alemana de hoteles desde 2016 en Irak, luego en Mongolia, China, ahora quizás Arabia Saudita, yo no paro vivo generando no me gusta dormirme en los laureles me cuesta verme tranquila, me gusta sí tomarme vacaciones cada tanto y aprovecho y viajo durante 10 días entre trabajo y trabajo.

Sin embargo, y a pesar de las mieles de su presente, Silvina Orozco aclara que no siempre todo fue color de rosas.

“hace 28 años me fui a dedo en un camión, sin apoyo, sin saber ni a qué iba, fue muy duro el inicio. Fui a Buenos Aires trabajé de ayudante de cocina, repartía folletos, hacía de todo, hasta el cacerolazo de 2001 que empecé a buscar trabajo afuera, el primer trabajo fue en Punta Cana ahí descubrí que había otro mundo que desconocía para trabajar que el tipo de cambio me servía para generar ingresos afuera. Lo que es difícil es estar sola en el mundo, porque me pasó de estar enferma en otro lugar del planeta y sola. Por suerte el covid me tocó en Trenque Lauquen”.

En Asia canta tango pero no quiere quedarse encasillada en el género. “Con los estilos musicales me pasa como con la vida me cuesta quedarme quieta, a mi me gusta todo. El tango es lo que más disfruto cantar pero no podría hacer solo eso”.

Hace 12 meses ganó el festival de San Remo “fue lo máximo en mi carrera, pero tengo momentos que guardo en el alma, como compartir escenarios con Teresa Parodi, Jaime Ros, Fandermole, Carnota, Víctor Heredia, eso me queda en el alma porque son grandes maestros”.

“Quisiera sostener el momento en el que estoy ahora que es un momento muy feliz y de mucha plenitud sé que la vida tiene también momentos en los que te da piñas así que me gustaría que este momento dure y aguantar cuando vengan los golpes”.

-¿Dónde te ves en unos años?

-Me veo viejita disfrutando a mis nietos y cantando y siempre volviendo a Trenque Lauquen que si bien tengo mi casa en venta me gustaría tener una casa más chica porque no me animo a quedarme sin nada aquí.