En la sede del Club Barrio Alegre se dictan clases de Aikido una de las artes marciales milenarias con origen en Japón. El dato destacado es que un
En la sede del Club Barrio Alegre se dictan clases de Aikido una de las artes marciales milenarias con origen en Japón. El dato destacado es que un grupo de chicos con discapacidad son parte del alumnado desde hace dos años.
Al frente de la iniciativa se encuentra el profesor Celso Esteban, oriundo de Bahía Blanca próximo a radicarse de manera definitiva aquí en Trenque Lauquen. Su experiencia con alumnos con discapacidad ya la había adquirido en la ciudad del sur bonaerense y destaca los avances aquí, donde desde hace 2 años, tiene un grupo de 5 jóvenes con síndrome de down.
Celso Esteban llegó a Trenque Lauquen y se puso al frente de las clases luego que algunos vecinos enviaran correos a la federación pidiendo por la práctica. “Empezamos con la ayuda del sensei de karate Eduardo Alonso” destacó y agradeció.
El aikido “es un arte marcial sin competencias, es una competencia personal, de si mismo de superación, eliminar el fracaso reconocerlo y superarlo, sí tenemos seminarios donde nos superamos, se la conoce como el arte marcial de la paz”.
En esta arte marcial la búsqueda es la energía, el equilibrio y el camino “lo más relevante es la superación personal”.
“Cuando buscaba espacios para la práctica apareció Barrio Alegre y Jorge Reyes de taekwondo nos dio una mano. En el año 2003 en Bahía Blanca con maestros de judo, jiu-jitsu y aikido empezamos a dar clases a chicos con discapacidad, le hicimos ese comentario a la gente de Barrio Alegre y se le abrió las puertas hace 2 años a un grupo de chicos con síndrome de down son unos chicos fantásticos. Mi señora Laura es profe de educación física y con ella empezamos a darle forma a esta práctica” contó.
“El grupo está consolidado, empezamos con juegos y de a poco fuimos incorporando los movimientos del arte marcial. Los avances son importantes en movimientos, las artes marciales te ayudan mucho en fortalecer la personalidad, en superar los fracasos en seguir intentándolo. No hay que tener miedos porque en esto solo hay avances para ellos”.
Celso tiene 55 años y hace 25 que practica aikido, “fue por razones de salud el médico me mandó a hacer alguna actividad que despeje la mente ante problemas de estrés y salud” y cuando entró no se fue más.
En sus clases aquí en Barrio Alegre tiene alumnos de entre los 10 y 65 años.