De Bary, el primer pueblo de la provincia

De Bary, el primer pueblo de la provincia

Si sólo se tratara de cambiar la mirada sobre las cosas quizás las mismas podrían significar distinto. Algo así habrán pensado los debarienses, los ha

Si sólo se tratara de cambiar la mirada sobre las cosas quizás las mismas podrían significar distinto. Algo así habrán pensado los debarienses, los habitantes del pueblo bonaerense ubicado a la vera del Meridiano Quinto que divide nuestra provincia de La Pampa. A lo largo de la historia se consideró a esta pequeña ciudad del distrito de Pellegrini como el “último pueblo” de la Provincia. Ahora, allí creen que es hora de cambiar la mirada y ser considerado el primero.

No parece una empresa fácil, pero no le hablen de cosas difíciles a los habitantes de la ciudad que supo conocer las épocas de esplendor y que dicen le disputó a Pellegrini la cabecera de distrito, que vivió años de crecimiento pero que las inundaciones de los 80 le aplicaron un golpe letal que deshojó su población hasta llegar a la mínima expresión de sólo 60 habitantes en el último censo de 2010. Eso fue cuando eran “el último pueblo de la provincia”.

Ahora son el doble. 126 dice el delegado Sergio Tintera que los tiene contados a los vecinos y que habla de la metáfora del cambio de mirada sobre las cosas, de ser los últimos y ser los primeros. Tintera es un debariense de sangre, aunque en su adolescencia la familia emigró a Pellegrini escapando del agua donde residen actualmente pero él va y viene todos los días en su función de delegado.

Por qué pasaron de ser los últimos a los primeros. Para Tintera porque en el último tiempo se pavimentó el acceso y las calles céntricas, se hicieron casas, se radicaron nuevas empresas, se gestionaron micro emprendimientos y –sobre todo- se cambió la mirada.

De Bary esconde un secreto además, algo único que hasta le permitiría generar una industria del turismo. Ese secreto tiene que ver con la iglesia Santa Marta y el vía crucis tallado en madera que trajo la infanta Isabel en 1910 a la Argentina y está allí, ¿increíble no? (ver aparte).

Pero vamos por partes, la recorrida en la ciudad es a la tarde, los primeros días de octubre. La tranquilidad es un denominador común en sus amplias calles; está la escuela, el jardín, la vieja escuela municipal donde las mujeres realizan tareas de costureras, la estación del Ferrocarril que está abandonada y es una reliquia fabulosa de la historia, y la iglesia Santa Marta que reúne distintos estilos arquitectónicos, una joya al final del camino.

 

El Delegado

Tintera es docente de profesión pero hace casi 3 años es el delegado de un pueblo donde nació y pasó parte de su vida. “El intendente me ofreció la posibilidad de ser el nexo entre la comunidad y el Ejecutivo, no lo pensé nada, era una decisión fácil para mi”.

Ser delegado tiene “cosas lindas porque soy nacido y criado en esa comunidad, conozco a toda la gente, la función es darle una mano a los vecinos y trasladar todas sus inquietudes al municipio” y dijo que en este tiempo se lograron cosas “que nunca pensamos se harían”. Contó que cuando volvió a al ciudad “25 años después estaba igual, el intendente quiere que las ciudades crezcan, en lugar de ver a De Bary como el último pueblo de la provincia nosotros lo vemos como el primero”.

En 2016 se hicieron 1400 metros de asfalto, que es el acceso  y las calles céntricas y 12 casas que ya se entregaron “hace unos años atrás pensábamos que el pueblo corría peligro de desaparecer, siempre soñamos en grande pero nunca con tanta magnitud”. Hoy tienen 126 habitantes, el doble que cuando se hizo el censo 2010 que sonó a la espada de Damocles para el pueblo “hay actividad agropecuaria y avícola, y una fábrica de quesos que genera empleo, además de microemprendimientos, y ahora con la construcción de viviendas vamos a crecer”.

El debariense es “una persona pura y sana, muy solidario, si pasa algo en el pueblo están todos al salto para ayudar o para mejorar, es como era la gente en los viejos tiempos”. El municipio gestiona ante la Provincia la obra de cloacas “es un sueño muy grande pero bueno de los sueños se vive”.

Antes en Pellegrini, dijo Tintera que se “pensaba que Bocayuva y De Bary estaban olvidadas y eran un peso para el Municipio, hoy por hoy eso no es así, para nosotros todos los pueblos son iguales y en todos trabajamos de igual manera”, dijo Tintera.

¿Y qué tiene la primera ciudad de la provincia? “Es una ciudad muy pintoresca y por la calidez de su gente es un buen lugar para vivir”. Una ciudad que crece desde el pie y va creciendo.