Cuando el taller textil de Salliqueló abrió sus puertas comenzó también a dibujar un nuevo camino en la vida de sus integrantes, las tres mujeres que pasan los días detrás de esas máquinas entre hilos y telas, cierres y botones, dando forma a prendas que venden tanto para la Municipalidad como para privados.
Así, encontraron una salida laboral en formato cooperativa que de a poco se va afianzando, aunque paso a paso. Su producción es la totalidad de la ropa del personal municipal, pero ahora dieron el salto a lo privado en búsqueda de nuevos mercados, entre ellos una fábrica de La Pampa a la que proveen de indumentaria deportiva.
Mariela Carosio es la Directora de Desarrollo Humano de la Municipalidad de Salliqueló y la autora intelectual del proyecto que ya tiene dos años, y de su hermano el Taller Hortícola de Quenumá donde también trabaja 3 personas.
La idea surgió en conjunto con la Dirección de Producción, y fue presentado en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, para instrumentarlo a través del programa que antes era Argentina Trabaja hoy se denomina Hacemos Futuro.
“Implementamos esta política social para vecinos que de una u otra manera estaba en relación con la Dirección de Desarrollo Social y se acercaba por alguna demanda puntual y empleo de manera genuina y autónoma y es lo que se busca a través de este taller”.
Las tareas
El trabajo comenzó en “septiembre de 2016, las chicas hacen toda la indumentaria municipal, pero además también tienen trabajo privado, no queremos que sólo se circunscriba a lo municipal y están trabajando para una empresa de Santa Rosa que hace indumentaria deportiva y delantales para escuelas”.
“Para nosotros esto es una política de Estado; acompañar a los vecinos en la búsqueda de laboral y con una mirada cooperativa”.
El municipio “aporta el alquiler y los gastos operativos, el primer año sólo trabajaban para la Municipalidad, y a partir del segundo año el taller ya compra las telas y busca nuevos mercados, queremos que sea más autónomo”, dijo la funcionaria. “Que se transforme en un empleo genuino y autónomo para que los vecinos no dependan de políticas asistencialistas. La idea es que puedan tener su propio camino, por eso se buscan estos espacios y buscan fortalecerlos”.
Este tipo de emprendimientos “son los que buscamos gestionar para la comunidad, porque implica trabajo autónomo, independiente y capacitación para los vecinos que aprenden una tarea y pueden desarrollarse en la misma” sostuvo Mariela Carosio.
En primera persona
Sandra Pellegrini es la coordinadora, pero en realidad es una más del grupo de tres chicas del taller. “Todos los comienzos son difíciles, ojalá que esto crezca que seamos 10 personas, pero es un momento difícil para el país”.
El comienzo de la producción fueron los ambos del Hospital Municipal para médicos y enfermeros, luego los pantalones y camisas para los trabajadores del corralón municipal y llegaron al final los delantales para el jardín maternal. “Hace dos años que comenzamos y a poco vamos sumando conocimientos”.
La historia de Sandra comenzó con el trabajo desde muy chica en el servicio doméstico y luego ingresó en una fábrica de indumentaria donde aprendió el oficio, por eso fue el primer teléfono que hicieron sonar desde la Municipalidad para hacer funcionar el proyecto, al que se le sumaron Yanina y Yésica.
“Para nosotros es un ambiente familiar, nuestros maridos arreglan los enchufes o las máquinas, siempre hay cosas para hacer acá y lo resolvemos entre todos. Trabajo hay pero ojalá creciera más y pudiéramos ingresar más gente”.
En los próximos días ingresará una nueva integrante, una alumna con discapacidad proveniente de una escuela local que ya realizó capacitaciones en materia textil y que hará la adaptación al taller municipal, un lugar que abre puertas y horizontes para todos.