Si hay algo que da esperanza a las ciudades chicas es que haya jóvenes dispuestos a quedarse y hacer cosas nuevas. Y en Pellegrini está pasando algo a
Si hay algo que da esperanza a las ciudades chicas es que haya jóvenes dispuestos a quedarse y hacer cosas nuevas. Y en Pellegrini está pasando algo así. Una nueva generación de jóvenes empresarios apuesta a una serie de emprendimientos en su pueblo y suman herramientas de comercialización moderna como la venta on line o las redes sociales que transforman los tradicionales hábitos comerciales en el interior.
Florencia Valdez, Carolina Pérez y Gastón Lamenza hablaron con este medio sobre el arte de emprender. Tienen en promedio entre 20 y 30 años y apuestan a su pueblo.
Gastón es un abogado de 33 años que está al frente de una cervecería artesanal que se llama Moustache. “El emprendimiento marcha bien, falta romper aún los paradigmas porque el público está acostumbrado a consumir la cerveza industrial”. Para este abogado “el momento de emprender es el de crisis, hacer cosas nuevas y cambiar lo que se está haciendo mal. Emprendender es una forma de vida, pero yo siempre me consideré un emprendedor, cuando uno elige estudiar también emprende”.
Florencia Valdez tiene 24 años y es diseñadora de indumentaria. Hace 4 años comenzó con su local “Mulata”. Su historia se remonta a cuando sus padres le regalaron una máquina de coser y comenzó a hacer su propia ropa. “Después me fui a estudiar diseño a Santa Rosa, y emprendí mi propio emprendimiento, al principio en mi casa y luego al local”
Cuando se le pregunta por qué emprender en un tiempo de crisis, la joven empresaria responde que “la situación no es fácil pero la palabra emprendedor es crear nuevas cosas, siempre hay que innovar y generar lo que le falta a la gente, cosas que estén a la moda y que llamen la atención”. Ahora llega su tiempo de temporada alta con las colecciones de vestidos de fines de año.
Ser jóvenes
Ser jóvenes y vivir en una ciudad chica. Dos barreras que hay que superar. “Un poco la experiencia marca que te respetan más, en la cervecería no se nota tanto porque hay muchos jóvenes, pero en mi profesión si se ve que ser más joven no es tan fácil” dice Lamenza.
Pero los jóvenes tienen para responder: “Lo bueno de ser jóvenes es que vivimos en un mundo tan dinámico que nos habituamos más fáciles a estos cambios, por ejemplo hoy el uso de las redes sociales que es fundamental para el inicio de cualquier emprendedor, nosotros nos adaptamos más fáciles a las nuevas tecnologías y entonces ahí nos hacemos más fuertes”.
Sobre el tabú del pueblo chico que te pone techos bajos, dijo que “Pellegrini va cambiando y se van generando nuevas posibilidades para los emprendedores, la situación que hoy vive el país hace la necesidad de sustituir productos y crea nuevos nichos, así que en lugar de hablar de crisis hablaría de oportunidades”.
Para Florencia “ser joven no es fácil en el ambiente y también me decían que el pueblo es chico para estas cosas, pero las cosas resultaron de otra manera a la que me pronosticaban. Hoy tengo mi propio local y de la mejor manera. Mi proyecto es crear un taller textil en el cual pueda distribuir en distritos vecinos y también tenía pensado ampliarme en La Pampa porque Catriló es un lugar que vendo bien”. Sus ventas son on line y tiene fuerte presencia en redes sociales, no importa en qué ciudad vivís hoy, el comercio es electrónico.
“Nosotros podemos aprovechar mejor las redes sociales porque además apunto a grupos de jóvenes. Ni la crisis ni los comentarios negativos tienen que afectarte. Nosotros pedimos que los vecinos compren en el pueblo, hay que cambiar la mirada”, concluyó.
Carolina Pérez es una vieja conocida del ambiente periodístico, porque es una realizadora audiovisual, pero es un espíritu inquieto y ahora la vamos a presentar también como emprendedora de una empresa de remeras que se llama “Estandarte”.
“El sublimado se diría es una técnica casi mágica, donde los colores pasan a formar parte de la tela, y crean estampados personalizados. A todos nos gusta tener nuestros objetos personales decorados con imágenes o frases significativas” dijo la joven empresaria. “Podemos crear una remera personalizada como regalo especial a un amigo o familiar, para una despedida de soltero, una fiesta de cumpleaños, con nuestro grupo de música favorito, o esa película que nos encanta. Todos estos son temas de inspiración para estampar nuestras prendas”.
Estandarte, aclaró, “es una pyme que nace en Pellegrini y se produce íntegramente en su lugar de origen, desde la costura hasta la sublimación. Realizamos remeras de diseño sublimadas con frases que pueden resultar representativas para el cliente, para que pueda llevarla en sus prendas como un estandarte”.
“En un futuro nos gustaría que las personas puedan armar una remera desde su casa a través de una plataforma que les permita combinar el modelo de la remera con una frase seleccionada de nuestras carpetas o propia, a eso apuntamos”.