Cuentan los que vivieron aquellos años que la colonia Fortín Deheza era muy popular. Que había bailes muy alegres y concurridos, un club que
Cuentan los que vivieron aquellos años que la colonia Fortín Deheza era muy popular. Que había bailes muy alegres y concurridos, un club que tenía un equipo de fútbol y hasta se recuerdan los clásicos contra Garré y –sobre todo- una escuela cuyo edificio de estilo colonial con rejas labradas, terrazas, dos plantas y ventanales señoriales la ubicó entre las más lindas del país. Hoy sólo ese edificio aún en pie, queda de aquella foto que se destiñe con el tiempo.
El edificio de la escuela Nro. 30 “Sargento Cabral”, cerrado hace 20 años, es lo único que queda de aquel entonces. También el salón del club de fiestas, aunque ahora convertido en un espacio de cría de animales y almacenamiento de granos. Después no hay vestigios de que allí la gente trabajaba, se divertía, formaba familias y tejía sueños de patria grande y profunda que este viento fuerte de una tarde de septiembre parece haber volado.
La colonia Fortín Deheza está ubicada detrás de un monte grande, parece ser una barrera que impide bucear en ese pasado. Esa barrera se traslada a todos lados. No es fácil hallar la historia del lugar en bibliografía o en Internet, hay que recurrir a las fuentes orales que aún viven para conocer algo más.
El concejal Francisco Recoulat tiene sólo 28 años, lejos está de aquella historia, pero su profesión de ingeniero agrónomo lo lleva a recorrer la zona rural y dijo que le impactó descubrir ese edificio que es casi un palacio abandonado. Entonces se puso en contacto con Oeste BA que en la página 8 caza historias de pequeñas poblaciones. “Vos no vas a poder creerlo cuando lo veas” dice en la conversación telefónica.
Pero este joven se toma con entusiasmo la nota. Y contacta a Susana Mercadín, una ex docente de la Escuela 30 que vive en Garré. Hace el contacto. Nos encontramos en Garré y vamos todos para allá. Susana cuenta: “Vivo muy cerca de acá mis padres tenían campo a menos de 5 km y en el año 86 fui docente de esta escuela solamente un año, en épocas de inundaciones. Teníamos que dar una vuelta grande hasta la ruta 33 para poder venir, fue época de muchísimo sacrificio para toda la gente que vive en el campo. En ese momento la escuela tenía más de 10 alumnos”.
La escuela, dice Susana, bajó las persianas en 1998, hace 20 años. Entonces hacemos el llamado a quien fue presidenta del Consejo Escolar durante muchos años, Marta Oppizzi. “No recuerdo puntualmente el caso, pero en aquellos años había cierres provisorios, se especulaba con la reapertura siempre pero el campo empezó a despoblarse y cada vez había menos alumnos”.
La historia
Ya sabemos cuando cerró las puertas la escuela. Para conocer cómo empezó vamos a recorrer menos distancia. En realidad sólo unas cuadras hasta la casa de María Rosa Figueroa López, la primera maestra de la escuela recientemente distinguida como maestra rural por el Comité de la UCR, reconocimiento que agradece aunque se encarga de aclarar que es más peronista que Péron.
María Rosa tiene 87 años. Cuenta que en 1953 recientemente recibida de maestra recibió la visita del diputado Simini, que le preguntó si quería fundar una escuela en una colonia recientemente formada que pertenecía a Trenque Lauquen y Guaminí, la Colonia Fortín Deheza.
“Eran chicos muy humildes, iban con alpargatas, casas de adobe, eso a mi me pegó mucho”. Ella creó la escuela en una casa de peones, no tenían ni mástil “levantábamos la bandera con una rama de acacias” y funcionó allí durante 5 años. Como joven maestra vivía con una familia de empleados rurales.
El edificio colonial era ocupado por el administrador de la colonia agrícola que albergaba a unos 44 colonos recuerda. Después de 5 años se mudaron a ese edificio, eso fue en 1958. María Rosa cuenta que ella eligió el nombre de Cabral, en homenaje a San Martín, que era maestra, directora y hasta catequista.
El edificio en cuestión, era el casco de una estancia de terratenientes que fue dividida en el gobierno de Juan Perón a los colonos, y el inmueble perteneció al Consejo Agrario Nacional y luego pasó al Ministerio de Educación.
Los años de esplendor de la colonia fueron entre los 50 y 70. Tenía muchos alumnos la escuela y la gente trabajaba allí y había mucho movimiento por el tren que unía Garré, Trongé, Victorino de la Plaza y toda la zona.
María Rosa fue docente hasta 1984 cuando se jubiló. Fueron 30 años. “Yo daba clases de lo más bien porque eran todos chicos muy respetuosos”. También recuerda que le tocó épocas de agua e inundación.
La colonia
La colonia tenía Club, tenía equipo de fútbol, había mucha fiesta y bailes que venían orquestas de distintas partes. La Estancia tenía el casco, tenía casa de peones, tenía la casa de un cuidador y vivía mucha gente.
Susana Mercadin también recuerda que hubo una época de esplendor “los jóvenes jugaban al futbol y era motivo de reunión de todos los colonos. Había fiestas a la canasta, bailes, un momento muy lindo para todos los que vivían aquí”.
María Rosa nos espera con fotos de blanco y negro, en una de ellas se ve un cuerpo de granaderos que visitó la escuela por los 25 años de su fundación. Pero las imágenes pierden brillo, pierden color al paso de los años que también se llevaron lo que quedaba de una colonia agrícola que también hizo grande a Trenque Lauquen y Garré, y de la que hoy sólo queda un edificio imponente que resiste al olvido.