Peregrinación a Luján: “Construyamos una Patria de hermanos”

Exactamente a las 12 del sábado la imagen de la Virgen de Luján asomó por la puerta del Santuario de San Cayetano y entre cantos, rezos y promesas de todo tipo, la enorme mayoría de los fieles emprendió el extenso viaje, que supone un sacrificio físico -58,8 kilómetros de caminata-…

Exactamente a las 12 del sábado la imagen de la Virgen de Luján asomó por la puerta del Santuario de San Cayetano y entre cantos, rezos y promesas de todo tipo, la enorme mayoría de los fieles emprendió el extenso viaje, que supone un sacrificio físico -58,8 kilómetros de caminata- y, para muchos, solo puede cumplirse gracias a la fe.

Esta mañana, a las 7, se dio inicio puntual a la misa central que da el cierre al sacrificio y recibe a los peregrinos. El cardenal Mario Poli, sin embargo, no fue el encargado de presidirla esta vez porque se encuentra participando de las celebraciones por los 50 años de la creación de la Prelatura de Cafayate, en Salta, donde el Obispo Prelado se encuentra enfermo hace tiempo y no hay Nuncio Apostólico.

El Obispo de Morón, Jorge Vázquez, presidió entonces la ceremonia. “Esta peregrinación juvenil a Luján, que ya es de todo el Pueblo de Dios, haciéndose eco de los deseos y esperanzas que anidan en el corazón de nuestro pueblo, supo llevar como lema este anhelo profundo de unidad y fraternidad, sintetizado en el lema: ‘Con María construyamos una Patria de hermanos’”, expresó en su homilía.

“María quiso quedarse aquí junto al río Luján para cuidarnos y protegernos; para animarnos y acompañarnos en nuestro caminar como pueblo. Un pueblo sediento de paz y hambriento de justicia, un pueblo que no quiere ningún tipo de grieta y enfrentamiento estéril, un pueblo cansado de divisiones”, señaló. “Desde siempre, acudimos a ella porque sabemos que, como Madre con su ternura, con su cariño, hace que esta Patria de hermanos sea posible. Ella nos reúne en la casa de todos, en su casa, donde no se excluye a nadie. Nos sienta a la mesa donde se comparte el pan y alcanza para todos. Mirándola a Ella aprendemos a mirarnos unos a otros y a descubrir en cada argentino a un hermano. Mirándola, aprendemos a ser pueblo”.

Texto y fotos: Infobae

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