Darío Larrosa dio la vuelta al mundo con el fútbol

Darío Larrosa dio la vuelta al mundo con el fútbol

Por Lisandro Beperet Especial para Oeste BA Si me dieran a elegir alguna vez entre ser jugador profesional de fútbol o poder viajar por muchos

Por Lisandro Beperet

Especial para Oeste BA

Si me dieran a elegir alguna vez entre ser jugador profesional de fútbol o poder viajar por muchos de los lugares más increíbles del mundo, sinceramente no sé qué respondería. Las dos cosas son soñadas para mí, y alcanzadas por muy pocos.

Sin embargo, conozco un tipo que pudo ir más allá. Que pudo cumplir los dos sueños. Que además de eso en el medio formó una familia, se codeó con grandes figuras del deporte mundial y hoy a los 40 años sigue jugando “a la pelota”, en Suiza.

Se llama Rubén Darío Larrosa y es un trotamundos, tal como lo definió el diario español Marca, que lo ubicó como uno de los futbolistas que más países recorrió con este deporte. “Creo que viajé más de lo que jugué” reconoció el jugador desde su casa en Suiza, donde cumple con las medidas de prevención en el marco de la pandemia de COVID 19.

Para muestra, sobra con decir que su esposa (actualmente está separado) es australiana, pero la conoció en China y tuvieron un hijo en Uruguay, que hoy tiene 15 años y vive con él en Suiza.

Larrosa nació futbolísticamente y jugó en Argentino de Trenque Lauquen (donde también lo hicieron su papá -apodado “Brujo”- y su hermano Pablo), y recorrió todas las categorías, hasta primera. “Fatiga”, como lo apodaban algunos, tuvo la chance de emigrar junto a otros juveniles cuando todavía no había cumplido 20.

Primero recaló en Juventud Las Piedras (1999-2000) y luego lo hizo en Cerro de Montevideo (2000-2002) en el fútbol uruguayo.

Después pasó al Vasco Da Gama de Brasil (2002) y de allí a Hailong de China (2003). Posteriormente viajó a España para jugar en el Marbella (2004). Luego lo hizo en el Persig Bandung (2005) de Indonesia. Ese mismo año llegó al Walsall de Inglaterra y en 2007 emigró al fútbol de Malta, donde militó en el Birkirkara.

El siguiente arribo fue Italia. Ahí jugó en el Ischia cerca de Nápoli, en la tercera división, y luego en otros equipos como el Aprilia, cerca de Roma. Allí conoció a un argentino que lo llevó a Suiza, donde vive actualmente y juega para el Lugano (también lo hizo antes en US Magliaso, HC Malcantone, Albedo y Beranzona entre otros) donde también colabora en un doble rol de ayudante del técnico.

COMO EN CASA

Pero volviendo a esa característica tan particular que ha hecho de Larrosa uno de los jugadores con mayor cantidad de kilómetros recorridos, hace poco pudo viajar a Italia para reencontrarse con varios jugadores del Inter de Milán, entre ellos el uruguayo Diego Godín que fue su compañero en Cerro, y a través de su amistad también contactó con el español Borja Valero y Matías Vecino (Uruguay), todos actualmente en la escuadra italiana.

La lista de futbolístas amigos no tiene fin. El trenquelauquense se mantiene en contacto con muchos sudamericanos y con ellos comparte las costumbres de estos pagos. “Con esos chicos nos juntamos en familia, siempre con el mate, con el asado y con las cosas nuestras” contó.

A principio de este año, Larrosa estuvo en Argentina visitando a su familia. “Estuve un mes y la verdad que la pasé muy lindo, hacía mucho tiempo que no veía a mi familia, a todos mis hermanos, a mi abuela” recordó con emoción.

Sobre la posibilidad de regresar a vivir en Trenque Lauquen, el futbolista fue claro, y señaló que la ciudad “siempre tira, pero ya hace mucho tiempo que vivo en Suiza, y en este momento es muy difícil que vuelva. Es cierto que uno piensa en dar la vuelta hacía allá donde está la familia y a donde conozco tanta gente, pero no me puedo quejar, estamos muy bien acá, es un país espectacular, creo que es uno de los mejores países para vivir en el mundo”. Además, agregó, si bien es cierto que siempre se piensa en la búsqueda de algo mejor “tengo cuarenta años, mi vida acá, mi hijo está creciendo en este país, por eso en este momento volver para vivir en Argentina no creo que sea posible”.

Su carrera no terminó, está claro. Pero inevitablemente empiezan a aflorar recuerdos de una muy extensa trayectoria que guarda mil anécdotas para disfrutar. “Lo mejor que me queda son todos los países que conocí, todas las cosas que vi y viví, y los lugares hermosos en los que estuve” afirmó. Como aquella playa de Malasia, “no he visto nada igual de hermosura cómo fue conocer Langkawi” recordó.

Por supuesto que la lista de ciudades y países alcanza un largo recorrido por toda Europa. “A veces pienso que viajé más de lo que jugué, es impresionante la cantidad de viajes que hice con el fútbol” rememora Larrosa. E insiste con la idea y el sueño: “Lo más lindo que me dio el fútbol es viajar, creo que recorrí medio mundo”.

NO SOLO LAS GANADAS

Generalmente cuando uno escucha estas historias, conoce sólo el costado bueno. Es decir, deja de lado el sacrificio, el desarraigo, las frustraciones, que lógicamente también existieron en la vida del trenquelauquense. Es el propio Larrosa el que propone contar una anécdota que muestra ese otro matiz, en una historia que -asegura- muy pocas personas conocen.

El hecho ocurrió cuando el futbolista militaba en el Walsall de Inglaterra. El DT del equipo era el reconocido Paul Merson, famoso por haber jugado muchos años en el Arsenal y haber vestido la camiseta de la selección en el Mundial 98.

Merson era técnico y jugador, en los últimos años de carrera profesional activa. En oportunidad de jugarse un partido de FA CUP como visitante frente a un equipo de una divisional menor, le pidieron a los futbolistas que se encargaran de elegir y llevar los botines, el resto lógicamente lo acarreaban los equipos de utilería del club.

En el viaje Larrosa se dio cuenta que no había llevado botines para lluvia, cuando una intensa tormenta comenzó a azotar la región, y particularmente a la ciudad donde se disputaba el partido. “Como era el primer partido y hacía calor agarré solo dos pares con tapones de goma” contó el futbolista. El partido se jugaba en una cancha chica que había aguantado bien la impresionante caída de agua.

Merson incluyó a Larrosa entre los delanteros titulares, y él se anotó como enganche. “Yo no me quería hacer ver en la entrada en calor, me escondía” y así llegaron al partido, que arrancó complicada porque el Walsall estuvo rápidamente 2-0 abajo.

“En un momento el técnico metió la pelota cortada entre los centrales, yo piqué y cuando recibí la pelota enganché para irme al gol, pero en ese momento me patiné y lo perdí” relató. A partir de ese momento y hasta el final del primer tiempo, Merson no paró de insultarlo.

Cuando llegaron al vestuario la cosa se calentó aún más y Larrosa tuvo una reacción que le traería consecuencias. “Ahora que soy más grande puedo decir que me equivoqué. Y desde el club tomaron medidas” recordó. Por aquel altercado, a Larrosa lo transfirieron a préstamo a un club de Egipto esa misma semana. Pero todo no terminó ahí. El futbolista no se quiso quedar. “No me gustaba el club, no me gustaba nada así que me volví a Inglaterra”.

Al llegar al Walsall se cruzó con Merson, que lo saludó y lo invitó nuevamente a entrenar, como si nada hubiera pasado. Larrosa pensó que las cosas habían cambiado y de hecho fue convocado para el partido del fin de semana.

El futbolista fue al banco de suplentes, y recuerda muy bien lo que pasó ese día: “Empieza el partido, y ni bien el árbitro pita el inicio el técnico me manda a hacer la entrada en calor, que allá se hace casi pegado a la gente. Así estoy todo el primer tiempo y nos vamos al vestuario. En el segundo tiempo sigo calentando y así sigo hasta el final del partido, ya que Merson terminó haciendo 3 cambios y a mí no me puso. Yo estaba como un volcán y cuando fuimos al vestuario exploté. Hubo una discusión muy fuerte que terminó en una reunión con el presidente y una recisión de contrato”.

Para el futbolista, contarlo también tiene un valor importante: “Por ahí es una anécdota negativa, me he equivocado también. Pero la vida es así, cuando te equivocas es un paso atrás y después para hacer dos pasos adelante es muy difícil”.