Fue campeón con Newell’s pero dejó todo para seguir el camino de la fe

Fue campeón con Newell’s pero dejó todo para seguir el camino de la fe

Por Lisandro Beperet Especial para OESTE BA No fue una lesión, una sanción o una etapa cumplida. La decisión que tomó César González hace unos

Por Lisandro Beperet

Especial para OESTE BA

No fue una lesión, una sanción o una etapa cumplida. La decisión que tomó César González hace unos años fue puramente un acto de fe. No hay que buscarle otra explicación.

Después de haberse consagrado campeón en la máxima categoría del Fútbol Argentino con el club Newell’s Old Boys de Rosario (2004/2005) y jugado en varios clubes de primera división de Uruguay y de ascenso en Italia, en 2012 el trenquelauquense colgó los botines y se convirtió en pastor de una iglesia evangélica. 

Nunca se arrepintió. Hoy sigue profesando su fe desde Durazno, Uruguay, donde está a cargo de una iglesia. Sabe que eligió el camino correcto y que posiblemente sólo logren comprender tamaña decisión, aquellos que con su misma convicción se entregaron a Dios y dejaron de lado todo lo que terrenalmente sólo suma un valor material.

González tiene hoy 40 años. Se inició futbolísticamente en Argentino de Trenque Lauquen donde recaló hasta primera división. Cuando tenía 18 años y a pesar que sabía que por su edad tendría pocas chances de ingresar al fútbol profesional, se contactó con un representante de Capital Federal y al poco tiempo viajó a Uruguay.

“Tenía la esperanza que iba a llegar” confesó el futbolista al recordar el día que se fue de Trenque Lauquen. La primera prueba importante fue en Nacional, de Uruguay. “Ahí llegué a tercera. En ese momento De León era DT de primera, y un día le faltaba un defensor y me mandó a llamar. Estábamos de pretemporada, y jugué un partido en el que me salió todo redondo, y a partir de ahí me ascienden a primera. Pero sólo jugué amistosos, nunca partidos oficiales” repasó.

Fueron momentos difíciles para González, porque “extrañaba mucho a mi familia. No es fácil de explicar. Tenía lo que quería pero a su vez sentía que me faltaba todo, me sentía vacío” recordó. Fue en ese momento que un futbolista venezolano lo invitó a una iglesia evangélica. “Yo no creía en nada, ni siquiera entré a la iglesia ese día” detalló el futbolista que no imaginaba lo que le deparaba el camino de la fe.

“Un día lo escuché hablando con otra persona, y sentí que todo lo que hablaban era lo que me pasaba a mí. Ese día me leyó la Biblia, y entendí que Dios estaba ahí y me seguía amando, y fue cuando le pedí a Jesús que entre en mi vida” expresó.

A LA PRIMERA DE TACUAREMBO

Fue un cambio espiritual muy grande, y que anímicamente también le permitió desarrollar su carrera deportiva. “Nacional me manda a préstamo a Tacuarembó que había ascendido y ahí empiezo a jugar en primera en 1999” señaló.

Pero su carrera tuvo allí el primer traspié, porque después de unas vacaciones en Trenque Lauquen, cuando volvió al club se enteró que el técnico ya no lo tendría en cuenta porque “consideraba que religión y fútbol no iban de la mano. Me enteré que un día dijo: Ese pibe está muerto”.

En ese momento, su carrera tuvo continuidad en el club All Boys de Santa Rosa, La Pampa, donde jugó un Regional que clasificaba al Argentino A. “Lidié conmigo mismo, en mi espiritualidad, me costaba confiar. Después de All Boys estuve 6 meses sin jugar pero con 21 años y sin hacer nada, tuve que tomar una decisión” recordó González, que regresó a Uruguay y gracias a eso pudo volver a primera, en este caso jugando para Racing de Montevideo. El siguiente paso fue Cerro, donde convirtió varios goles.

CAMPEON CON NEWELLS

En ocasión de encontrarse el fútbol uruguayo inactivo por un conflicto gremial, César González recibió un llamado muy importante desde Argentina. Del otro lado de la línea estaba el “Tolo” Gallego que era DT de Newell’s y le propuso sumarse al plantel de primera.  El futbolista ya se sentía “hecho” por haber escalado a la máxima categoría de Argentina, pero el destino le deparaba una sorpresa aún mayor con la conquista del campeonato ese año.

En 2005 regresó a Uruguay y pasó a Danubio donde pudo jugar con Edinson Cavani y disputar una Copa Sudamericana. Con toda esa experiencia la siguiente etapa tenía un destino muy lejano pero prometedor: Europa.

González decidió viajar con su esposa, que ya era licenciada en enfermería, pero eligió dejar la profesión y acompañarlo. “Viajé a Italia con algunos equipos hablados, pero se me trabó por el trámite de la ciudadanía” explicó. “Me venían a ver representantes para serie B y C, pero en esas categorías no había cupo para extracomunitarios” manifestó el futbolista que se encontró con una traba legal para seguir jugando. Incluso -recuerda- la mismísima Lazio “me había mandado pasajes para firmar. También tuve chances de ir a Palermo y a Napoli por intermedio de Cavani y Walter Gargano, amigos que tenía de haber jugado con ellos en Uruguay”.

Por esos días todas las propuestas eran importantes, una más atractiva que la otra. “Fui a Rumania a tres equipos, pero cuando estaba por firmar se caían los pases. Sobre todo en Rapid Bucarest y Unidea Sichini, en uno de ellos estaba Dan Petrescu (exfutbolista internacional rumano y entrenador) que me quería” repasó González sobre su extensa carrera.

Después de tantos vaivenes “me dí cuenta que era Dios el que me estaba marcando el camino, me estaba guiando” subrayó el futbolista, que interiormente ya sentía que un cambio importante estaba por llegar a su vida.

“Me quedé jugando en Italia en la cuarta serie, ahí fue cuando jugué con Darío Larrosa (habían sido compañeros en Argentino de Trenque Lauquen) y eso fue terrible porque con él jugamos profesionalmente juntos en la primera de Cerro y nos encontramos en Italia y volvimos a jugar juntos en Soriano, un equipo de la provincia de Lecche un par de veces”.

LA VUELTA A URUGUAY, HASTA HOY

Después de esa experiencia, González volvió a Uruguay para atender un problema familiar vinculado con la salud de su suegro. “Tenía que volver a Italia pero decidí quedarme. Dejé todo allá, y si bien estaba activo y entrené con equipos profesionales de la primera de este país con posibilidades de jugar porque los técnicos me conocían” nunca más lo hizo.

“Decidí dejar definitivamente el fútbol y dedicarme al pastorado. Es un camino de fe que comenzó en 1998 y hoy soy pastor en Durazno, una ciudad uruguaya donde estoy a cargo de una iglesia” contó. Sigue casado y tiene dos hijos, Matías (8) y Julieta (4).

Su esposa también dejó la profesión a pesar de haber hecho durante 4 años una carrera universitaria y luego la tesis. “Nos dedicamos de lleno a esto, es un cambio grande y un acto de fe” afirmó. De hecho, tiene intenciones de volver a Trenque Lauquen pero a predicar. Ya sólo juega al fútbol por diversión” concluyó.

HOY PUEDE REIRSE DE ESTO

En medio de la charla, César González contó una anécdota de la que hoy puede reírse, pero que hace unos años no le hizo mucha gracia.

Antes de dejar definitivamente Italia, tuvo que lidiar con algunos dirigentes que no querían pagarle una suma importante de dinero que le adeudaban. Tanto insistió el futbolista -abogados y escribanos de por medio- que en diciembre de 2009 lo citaron para pagarle.

El trenquelauquense no salía de su asombro cuando recibió dos cheques por el total. El había dejado el club en junio y le pagaron dos días antes de Navidad. Prácticamente sin entrar en detalles y con la tranquilidad de haber cerrado una etapa, se llevó los documentos y cuando los quiso efectivizar, observó que tenían fecha de cobro para noviembre y diciembre de 2010.

Todos le decían que había sido engañado (y de alguna manera lo fue), “mis amigos y compañeros se reían, y decían que me habían hecho una jugarreta y no creían que los llegara a cobrar” recordó entre risas. Pero para él, “lo bueno fue haber creído en Dios, porque puse esos cheques en manos de abogados y escribanos y sólo cuando los puse en manos de Dios fue que se acreditaron”.