Compró la llave de una parrilla tradicional y ahora no sabe si podrá seguir

Compró la llave de una parrilla tradicional y ahora no sabe si podrá seguir

Walter Gallo fue empleado de la parrilla Don Nicolás durante 25 años. Fue tal la relación en el tiempo con su empleador, el recordado Juan Carlos “Mo

Walter Gallo fue empleado de la parrilla Don Nicolás durante 25 años. Fue tal la relación en el tiempo con su empleador, el recordado Juan Carlos “Mocho” Cabezas, que él lo define como un “amigo”. En 2019 compró la llave del negocio y en marzo de este año cuando festejaba el primer año de su propio restorán, el gran sueño de  su vida, empezó la cuarentena y la pesadilla que hoy lo hace debatir entre seguir o cerrar sus puertas definitivamente.

Al igual que todos los locales gastronómicos está golpeado, herido de gravedad porque la crisis económica sin ventas es una espada de Damocles que nadie puede sortear. Desde el 17 de marzo sólo tiene el servicio de delivery con el que puede paliar algunos gastos, pero el primer mes puso de bolsillo 50 mil pesos para cubrir los costos y el segundo mes $ 60 mil “no sé si podré seguir poniendo el tercer mes avisa”.

La mochila de la empresa es muy pesada. “El local cerrado como está me cuesta 4 mil pesos por día, me despierto y tengo que poner 4 mil pesos” dice del otro lado del teléfono cuando habla con OESTE BA. “Vamos a esperar qué dice el Presidente y la Municipalidad después del 24 de mayo, pero tenemos que abrir sí o sí, o nos fundimos”.

Ya puso a la venta un auto que tiene en la familia “para aguantar un mes más, pero no da para más” y si el sueño de la parrilla propia se hunde, se lleva a toda su familia porque su mujer está a cargo de la cocina del local y sus hijos también trabajan allí. Además tiene dos empleados, paga alquiler y una cuota mensual por el fondo del comercio.    

“Nos gastamos lo poco que teníamos para aguantar. El delivery no nos sirve a nosotros porque no nos representa una facturación importante, además de la cantidad de bocas nuevas que se abrieron del delivery hoy mucha gente para sobrevivir vende comida en su casa”, señala Walter.

“Nuestra materia prima es cara, la carne es cara, la leña es cara. Yo tengo que tener la parrilla llena, porque si me llaman por un corte en particular lo tenés que tener y ya cocinado”, entonces son muchos gastos y pocos ingresos.

“Nosotros proponemos medidas de mesas separadas, pocas personas en el local y todas las medidas de higiene, pero que nos dejen abrir, aunque sea medio día algo tenemos que trabajar. Todos sabemos que hoy no saldrá mucha gente a comer, pero queremos que nos dejen defender algo”.

Se quejó de la falta de ayuda porque no entró en ninguno de los paquetes de salvataje del gobierno nacional “mi facturación no da para eso, entonces como siempre si blanqueas la facturación perdés” se quejó y también repartió para la Municipaldiad “no nos ofreció ninguna ayuda de nada. Todos necesitamos tener oxígeno, aunque sea para salir empatado porque estamos perdiendo plata y nos estamos fundiendo, así en poco tiempo tengo que entregar la llave y el local”.

“Esta era mi ilusión estar al frente de un negocio, Mocho fue mi amigo, siempre le fui leal y estuve a su lado, él me dio una mano y siempre me quedé con él, esperé los 25 años y nunca abrí un negocio aparte. Esto lo hacemos en familia, mi señora y mis hijos, y cuando mejor estábamos y dábamos empleo se nos cayó todo, hoy se nos complica pagar los sueldos”.

“No estamos en contra de las medidas de salud –aclaró-, todos sabemos que hay que cuidarse pero nosotros necesitamos trabajar, toda nuestra familia vive de este negocio”.

“El mundo cambió para siempre, esto no volverá a la normalidad como la conocíamos entonces tenemos que trabajar en esas circunstancias. Si pudiéramos abrir nos haría mejor a la cabeza, porque hoy es depresivo, todo cerrado, nos manejamos por la puerta de atrás, genera mucho desánimo y te quita las ganas”. Adelantó que la semana próxima venderá un auto y con eso cree que aguantará un mes más, después de ese tiempo será otra historia.